lunes, 13 de julio de 2015

Pádel nuestro que estás...

Hola amigos, me voy de vacaciones para reponer fuerzas, que entre el blog, los niños, amigos, primos y demás familia, a puntito he estado de acabar como  Jim Carrey, gilipollas perdido.  
Los lectores habituales del blog habréis notado, que el tiempo entre entradas ha aumentado. Algunos incluso me lo habéis comentado a través de vuestros insistentes wasap. El motivo no ha sido como apuntaba algún “adorable” lector, mi huida con una princesa a tierras lejanas, nada de eso guapetones. Uno realiza múltiples tareas que lo ocupan y entretienen, y para la práctica de este hobby se precisa tener la caja superior muy ordenada.

Antes de irme quiero hablaros de forma breve sobre un fenómeno que me tiene preocupado, y no se trata del futuro de Grecia, ni de la llegada del Ave a León, es el Pádel.

Al igual que los españoles nos trajimos de América oro, metales, tubérculos y algún que otro afrodisíaco, los boludos del otro lado del Atlántico a golpe de contrapared, camisas de flores y voz porteña introdujeron el fenómeno Pádel en nuestra sociedad.
Empezó siendo un entretenimiento para gente de complejos residenciales con vigilancia privada, mucho Polo de Ralp Laurent, gomina a rabiar y colonia Roger Gallet. Como el citado no exigía de unas preparación especial, y hasta la jet set marbellí de entonces lo practicaba entre Martini y Martini, rápidamente cuajó y se adaptó al espíritu de los de aquí.
Como ya he dicho, es una actividad en la que hay que correr poco sin que sea preciso tener un gran fondo; por lo tanto, salvo que sufras de sudoración excesiva o no conozcas el Perspirex, producto que aprovecho para recomendar a todos aquellos que parezcáis fuentes humanas, el sudor y su olfativos efectos apenas se percibirán por los contrarios. Diferencia importante con el running, donde el  tigreo corre junto a ellos. Además es realizable por cualquier fenotipo humano o troncho corporal.  Pero donde se encuentra el éxito tan apabullante de esta actividad es en  la facilidad que tiene para la promoción de  las relaciones sociales y el postureo. Otra ventaja importante, es que para su práctica inicial no se requiere de una indumentaria muy especifica, una sartén con el teflón desgastado o pala playera, unos tenis y ropa cómoda, ya sea de domingo o jornada de picnic campestre será suficiente, eso sí, conforme vayamos avanzando se nos exigirá mayor equipación..
Luego es capaz de convertir al tímido en letal por sus potentes voleas, a la fea en atractiva gracias a sus enormes bandejas. No hay persona por paquete y torpe que sea que no de tres golpes seguidos, con el consiguiente subidón adrenalínico.  Su éxito ha desplazado al golf, ahora convertido en deporte de jubilados,  aspirantes a status superiores y nostálgicos del boom inmobiliario.
Y así es como el Pádel ha entrado en nuestras vidas, convirtiéndose en el deporte de los no deportistas.

Su pegada ha sido tal, que se ha convertido en todo un fenómeno sociológico, para los profanos, aquello que pasa de ser un mero divertimento a convertirse en algo, que además de agilipollamiento, produce también sueños extraños, dolores musculares, espasmos y adicción.

Lo que ha pasado con el Pádel en este país,  no tiene parangón, habría que remontarse al momento Pecos, los Hombres G, los jeans 501 o el Cubo de Rubik, para encontrarse con un fenómeno de estas dimensiones.

El daño causado en ciudades de la tipología de la cazurra está siendo letal. El Pádel ha entrado de lleno en la vida de los leoneses, en sus ambientes laborales, familiares e incluso sexuales. Las autoridades sanitarias empiezan a advertir de sus efectos, ya palpables en muchas consultas.  
Aumento significativo de lesiones musculares, esguinces de frenillo,  roturas de prepucio y ligamentos internos. En el tema laboral las planificaciones y conspiraciones ahora se libran en una pista entre voleas y contraparedes. En el tema familiar, los efectos han sido un auténtico tsunami, dejando al fenómeno Huracán de Benavente en un telefilme Disney. Se acabó buscar excusas en la App aprietaconexcusa para engañar al marido o la mujer, ahora tenemos el partido de Pádel como excusa ideal para el encuentro con esa compañera o compañero cañón, y si en el momento del apretón se produce una lesión, siempre tenemos la excusa de un calentamiento indebido.

No quiero extenderme más, el Pádel ya tiene sus programas de Tv, periódico, un torneo internacional, pachanga en cada pueblo, así como un vocabulario específico "volea de revés a la reja con la pala tiesa", así  que le dedicaré otro par de entradas a la vuelta de las vacaciones. Es una pena que ya sean historia aquellas tardes de Candamia con los pies metidos en el Torio, así como las subidas a Las Lomas para contemplar la iluminación catedralicia, por no hablar de esas tardes de verano y que desde 1880 muchas familias disfrutaban en el mismo trozo de cesped y sombra en esas maravillosas y deprimentes sociedades lúdico-recreativas y deportivas, y que ahora ven como a las pistas de tenis les salen telas de araña, porque el protagonista de sus conversaciones y actividades, es el Pádel.

Disfrutad del verano chicos, nadad, comed, bebed y amad todo lo que podais, y para los que no les guste el Pádel, escuchad a Guzmán armado con su Black Crown Pitón "Si no juegas al Padel en León, ahí tienes la estación".

Sirius&Pichón