miércoles, 24 de diciembre de 2014

Feliz Navidad y buen rollo

Amigos pasamos la cena de empresa y ahora llega la de Nochebuena. Pero este año desde Saciedad Limitada os pedimos un esfuerzo para que sea distinta, nos gustaría que todos enterrásemos el hacha de guerra y olvidásemos rencillas y rencores. Que el buen rollo sea el protagonista de esta noche mágica. La tan manida crisis este año parece que ha pasado, los comercios vuelven a estar llenos de gente, los funcionarios han recuperado su extra, los restaurantes vuelven a tener los menús a precios de verdad, de los de dos cifras. Sí, ya sé que hoy toca cena con los suegros, el cuñao, la cuñada, el sobrino kamikaze, pero tranquilos.

Hagamos un ejercicio de comprensión, de tolerancia, de empatía. Si la gambas son recicladas no pasa nada, que el vino está caliente, se bebe igual, si el cuñao se presenta con esa corbata que haría enrojecer al mismísimo Luis Aguilé,  démosle las gracias, si la cuñada te vuelve a preguntar por decimoquinta vez ...¿No cambiáis la cocina?... no pasa nada, sonríe. Que tu suegra se presenta con otra bufanda Made in Bazar Chino, que no produce urticarias, sino que acaba con todo tejido vivo, póntela. Lo mismo con ese Pack Brumel que  por sexto año consecutivo te ha tocado, no pasa nada, siempre será útil como ambientador para el coche.

Hagamos todos un esfuerzo por agradar, por intentar que esta cena de Nochebuena sea la cena del fin de una etapa de malas hostias y números rojos. Desde Saciedad Limitada estaríamos súper agradecidos. Deseamos veros felices, saciados de fortuna y felicidad, de sexo y buen rollo. Hagamos por favor este esfuerzo, que la navidad del 2014 sea distinta, que los buenos propósitos e intenciones sean los protagonistas

Gracias amigos por las más de 5000 visitas que ha registrado nuestro blog, día a día nos obligáis a esforzarnos, os lo merecéis, vuestro apoyo es nuestro alimento, nuestra energía. Seguiremos escribiendo y mejorando para que vuestras vidas sean un poquito mejores, más divertidas y llevaderas. Este es y será nuestro objetivo y hasta el momento creemos se está cumpliendo. Feliz Navidad a todos.

                   

Sirius&Pichón




Todos con la Joven Orquesta Leonesa "JOL"


Si mirásemos en cualquier libro o manual lo que nos reporta la música encontraríamos frases como estas:
La música tiene una gran importancia para acallar la violencia. Es un paréntesis de paz dentro de la agitación de nuestros días. (J. Cortázar)
La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo. (Platón.- Filósofo griego)
Sin música, la vida sería un error. (F. Nietzsche.- Filósofo alemán)
La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor y todo es hermoso, sin ella no hay bien posible. (F. Listz.- Compositor y pianista)
En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco (P. Tchaikovski.- Compositor y violinista)
El que escucha música siente que su soledad se puebla. (A. Huxley.- Escritor inglés)

El por qué de esta introducción se preguntarán, la respuesta es muy sencilla. Ayer tuve la oportunidad de disfrutar del concierto que nos ofreció la Joven Orquesta Leonesa y les puedo asegurar que sentí muchas de las cosas que acabo de escribir. Su actuación estuvo magistral, cargada de espíritu de sacrificio, de responsabilidad, de ganas de hacer las cosas bien. Sin apenas tiempo para ensayar, estos chicos nos volvieron a deleitar con sus habilidades musicales y lo hicieron como los grandes, como lo haría cualquier Orquesta Sinfónica del mundo.
    

 En la primera parte del programa el Cuarto Movimiento “Sarabande”  de la Suite en re menor de Haendel nos puso los pelos como escarpias. Estos chicos hicieron que afloraran todos nuestros sentimientos. Hasta el mismísimo Stanley Kubrick, enamorado de esta pieza y que utilizó como banda sonora en su magistral película Barry Lyndon, se sentiría orgulloso escuchando la magnifica interpretación  de los chicos de la JOL.
En la segunda parte la orquesta montó sobre el escenario todo un mercado de Bagdad, con sus camelleros, mendigos, una bella princesa, malabaristas, encantadores de serpientes, hasta el Califa desfiló. De nuevo en esta pieza volvieron a poner toda su fuerza y su garra, sus ganas de demostrar su prometedor talento.
En definitiva amigos, que ayer en el Auditorio se vivió una noche mágica, llena de ilusión, melodía, armonía, de voces como las de los niños del coro “Ciudad de León” que acompañaron a la orquesta en esta maravillosa pieza. Una noche de arte, de paz dentro de un mundo de agitación como dijo Cortázar. Ayer estos chicos consiguieron que los corazones de todos los asistentes a su concierto se llenasen de paz y buenos sentimientos.

Como ya dije en otra entrada de nuestro Blog, los leoneses tenemos el deber y la obligación de apoyar una iniciativa como esta, de prestarle todo nuestro apoyo. Primero acudiendo como lo hicimos ayer a sus conciertos y segundo económicamente haciéndonos socios, pagando esa cuota que seguro no desestabiliza ninguna economía por maltrecha que esté. A cambio  conseguiremos algo que no tiene precio, la felicidad que nos reporta un momento de buena música.
Los chicos nos han demostrado con su música de todo lo que son capaces. Démosles  con nuestro apoyo el premio y el reconocimiento que merecen.

Para terminar, me gustaría darle las gracias a Doña Margarita Moráis, a los profesores David de la Varga y Raúl Sancho, a la Directora de Orquesta Georgina Sánchez. Las ganas que le están poniendo a este proyecto se ven sobre el escenario. ¡Gracias amigos!.



Sirius&Pichón

jueves, 18 de diciembre de 2014

Villancicos sí, Pantomimas no.

No lo quería hacer pero no me ha quedado más remedio, por el bienestar mental de todos aquellos que mañana pilotarán aviones, diagnosticarán dolencias, enseñarán en escuelas, torearán en plazas o cobrarán en el Carrefour, voy a hablar de las temidas actuaciones escolares de Navidad. 

Acabo de presenciar la actuación navideña de mi hija pequeña y vengo con el corazón partido, como lo tenía Alejandro Sanz, y no precisamente por la profundidad de la letra ni el tono de la melodía. Alguien dijo una vez que para todo hay una edad, jugar a los indios, hacerlo en el coche o ir de tienda de campaña, y yo incorporaría desde ya, las actuaciones navideñas en el colegio.


Puede resultar tierno e incluso divertido ver a un niño de cinco, seis u ocho años cantando un Villancico disfrazado de pastor, con la espontaneidad, la frescura, la chispa y el ingenio propio de esa edad. Pero qué cojones pintan un tío de 12 años con más bigote que Lech Walesa o una cría que le hace sombra a la Pechotes cantando un Villancico y para más inri vestidos de pastores.
Si más que un Villancico parece el show de una Charanga de Cádiz. Y ante un público que engorilao aplaude sin control grabando en la Súper-8  todo lo que se mueve como si fuesen François Traffaut. ¿Pero luego alguien ve estas grabaciones?. 

Hay un tipo de memoria llamada Panorámica donde pasan por la conciencia del individuo, como en una película, todas las experiencias pasadas. Imagínense lo que puede suponer para ese casi adolescente con más pelo que Chewbacca, delante de sus padres, abuelos, esa compañera cañón o la profesora a la que pregunta mirándole al canalillo, cantar un Villancico vestido de pastor. Algo así te puede dejar tonto de salón, cocina y dos habitaciones con baño y aseo, además de bipolar y gilipollas perdido para toda la vida. 

Educadores acabemos con esto ya, y así evitaremos a los chicos la dura experiencia de pasar por el test de Rorchach y que sólo vean Villancicos. A estas edades acciones como esta pueden acarrear futuros traumas de muy difícil curación y los Anales de Psiquiatría están llenos de ejemplos. Hannibal Lecter se lo confesó a su psiquiatra antes de macerarlo “Me encantaba hacer de pastorcillo en el colegio”.  Enrique Iglesias y Paulina Rubio en estas actuaciones descubrieron que a pesar de sus voces, de mayores serían cantantes, hoy millones de personas en el mundo sufrimos la tortura de sus canciones.  No permitamos que nuestros hijos por una actuación navideña de alto riesgo acaben soltando perlas como esta: Perdimos porque no ganamos (Ronaldo. Rey Baltasar cinco años seguidos en su colegio do Río de Janeiro).

Sirius&Pichón 


Los Simpson. 25 añetes.

Como ya dije soy de la generación de la EGB, del Mazinger Z y su novia Afrodita, esa chica que como la chinchases un poco te lanzaba sus glándulas mamarias con muy mala leche, del brasas de Marco y la cursi de Heidi. En estos días se celebran 25 años del estreno de la serie los Simpson en televisión, y me gustaría con esta entrada rendirle un homenaje

Con esta serie de animación muchos niños descubrieron que sus padres nos son los únicos que tumbados en el sofá beben cerveza y ventosean sin parar, el padre de Bart Simpson también lo hace. Descubrieron que ser súper dotada y tocar el saxofón no te garantiza la felicidad. Que ser un chico malo en ocasiones mola. Los adultos descubrieron que tener un jefe igual de simpático que el señor Burns y trabajar en una central nuclear no está tan mal. Que tener un amigo idiota como Flanders tiene su punto y que mamarse en un antro como el bar de Moe, puede ser muy perjudicial para la salud y acabarás pensando que para hacer un calvo no hay edad.


Enhorabuena a esta sátira de la sociedad estadounidense que en 560 capítulos nos ha hecho pasar momentos súper divertidos, cargados de ironía y profundidad: "Normalmente no rezo, pero si estás ahí, por favor, sálvame Superman" (Homer Simpson).

Sirius&Pichón

                                     

lunes, 15 de diciembre de 2014

Saciemonos


A la vista de los comentarios, así como de los mensajes que he recibido sobre la entrada de la Navidad, he decidido aparcar la ternura y recuperar la Saciedad. 

Veo que la gente necesita caña, guerra. Os veo engorilaos y eso me gusta, después del engorilamiento suele llegar, antes era una tal calma, ahora lo llaman Grey.  En vuestros mensajes al wasap me habéis llamado de todo, pandereta, suave, incluso algún valiente ha escrito que resulto más tierno que un villancico a dúo del Winnie de Pooh y el Mimosín. Cierto es que igual peco de sentimental, reconozco que ante La Balada de la Trompeta me emociono, pero esta comparación con el Suavizantes me ha tocado la caja.


Os vais a enterar de lo que es capaz uno que ha estudiado la EGB. Atentos a las próximas entradas, aviso para aquellos de mente débil, de espíritu tranquilo, conseguiré revolver vuestras conciencias. Gritaréis como uno de Hamás estrenando su AK-47 o disfrutaréis como Carmen de Mairena en una concentración de boys.


Hablaremos de los regalos de Navidad, del momento copas en la cena de empresa, de nuestra saciedad sin límites ni fronteras, del cuñado petardo, la cuñada teñida, la suegra binguera. Y todo ello amenizado por The Power of Love una balada preciosa de uno de mis grupos favoritos Frankie Goes to Hollywood.  Me gusta...¡¡Qué empiece la fiesta!!

Sirius&Pichón



miércoles, 10 de diciembre de 2014

Oh! Dulce Navidad

El otro día recordaba como vestíamos los de mi época cuando éramos niños y hoy hablaré de como vivíamos la Navidad.  Para mi más divertida, entrañable y menos capitalista que la actual.

En el cole nos daban las vacaciones en las mismas fechas, pero el pistoletazo de salida a las fiestas lo ponía el sorteo del Gordo de la Lotería de Navidad. La gente se pasaba toda la mañana con el décimo en la mano esperando a que el niño San Ildefonsino cantase sus números. Un día me explicaron que ese tal Ildefonso es un colegio que cuenta con más de 400 años de historia, centrando su actividad en corregir desigualdades sociales y formando jóvenes. De entre sus alumnos desde el año 1771 se selecciona a los que mejor timbre y pronunciación tienen para cantar las centenas, decenas y unidades de millón.

Otro detalle que marcaba el inicio de las fiestas navideñas, era el encendido de las luces en las calles, bastante más generoso que el actual.  Por aquel entonces Corrupción y Crisis no habían entrado en juego ni diezmado las arcas municipales. Ahora se encienden un poco antes por aquello del estímulo comercial, pero sufragadas por los pobres comerciantes y vecinos. Una vez se encendían las luces, en las casas colocábamos el árbol, a reventar de bolas, sin criterio ni concierto. Luego se montaba el Belén, que al igual que el árbol carecía del sentido estético y de la proporción. Todavía recuerdo aquellas ovejas más altas que el camello de los Reyes, a ese Niño Jesús que en algunos belenes tenía más perímetro craneal que Falete cintura, por no hablar del clásico caganer que aún en cuclillas ocupaba como en Castillo de Herodes.

Ahora que los auténticos amos de la fiesta eran los 3 Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar. Por aquel entonces el Acuerdo de Schengen era un borrador y ni Papa Noel ni Santa Claus habían cruzado el Atlántico ni atravesado los Pirineos. En noviembre empezábamos a escribir la carta, qué cartas, líneas y líneas de pedido, diez hojas con una letra perfectamente legible para que no hubiese lugar a error. Recuerdo que siempre había algún pardillo que pensaba que los Reyes Magos eran los padres, iluso. La televisión de aquel entonces con su inmensa oferta de canales, dos, se llenaba de Navidad. Recuerdo los anuncios de colonias, el de Varón Dandy en su versión Internacional, con la chica mirando por los prismáticos a su Jockey Varón Dandy, ya en frasco pequeño y con caja de verdad. Otro que llamaba la atención sobre todo por la discreción de la chica que lo protagonizaba era "Busco a Jacq's", el olor de este brebaje sólo ha sido superado por el del desodorante que más daño ha hecho a la pituitaria humana, el Axe. Luego estaban los anuncios de comida, el famoso Rodolfo Langostino hoy convertido en quisquilla, los de turrones, el Lobo, la Viuda, el Almendro, con ese pobre hombre que no paraba ni para aún de volver a su casa por Navidad, mira qué ha viajado, más que la Renfe.
Molaban un rato los anuncios de cavas, Codorníu, Freixenet, con sus coreografías de burbujas y burbujas enfundadas en trajes dorados. Y por supuesto, los que se salían eran los anuncios de  juguetes, con las muñecas de Famosa acercándose al portal. Primero los veíamos en la televisión y luego íbamos a los comercios de la época para tocarlos en directo, Barros, Roma 40, Olwo, Almacenes Pallarés. Lo tocábamos todo, el Ibertren, los Madelman, El Excalestric, las Nancys, el CinExim, los Juegos Reunidos Geyper, a la dependienta si se dejaba.
Era la locura. De algunos guardo gratos recuerdos, por ejemplo del CinExim, aquel proyector con películas Disney...¡vaya invento!...nunca conseguí ver una película, ahora que la luz que tenía y el ruido que hacia eran acojonantes. Igual que el Excalestric, disfrutabas en las 750 primeras vueltas, a la 751 acababas como Alonso después de la segunda canción de su ex. Un año me regalaron el Ibertrén, pero sin maqueta, y no es lo mismo, desilusión total. Es el típico juguete que lo ves en la tele y alucinas, cuando lo tienes en casa montado y enchufado te decepciona. Lo metía por debajo del sofá, colocaba desniveles con las cajas del turrón, pero daba igual, aquello resultaba más aburrido que un corto de Bergman.

Luego el ambiente que se respiraba en la calle era especial y distinto al actual. La gente tenía cara de Navidad, de mazapán, de pandereta y zambomba, no era difícil encontrar al típico grupo de amigos que se soltaban y cantaban un Villancico.
Recordáis aquel anuncio del año 1972, en el que un grupo de amigos cantaban bajo un árbol deseando al mundo entero un mensaje de paz. Tal vez sea el mejor anuncio de Navidad que Coca-Cola ha hecho. Ahora el miedo a la SGAE ha provocado que la gente no cante ni en la ducha. Otra cosa típica era ir al cine. Qué mira que había salas y en todas ellas había colas de gente esperando para sacar las entradas.  En todas proyectaban las mismas películas, que se volvían a repetir al año siguiente, que si la Gran Familia, Campeón, La Guerra de las Galaxias, Tiburón. Después del cine venía el paseo por la ciudad, disfrutando de unas castañas o unos churros. Llegaba el día 24 Nochebuena y la cena familiar más especial del año, se preparaba la mesa con la vajilla distinta, la cubertería fina y el mantel de hilo, se colocaban centros de flores y velas y todo ello acompañado de la música navideña del José Feliciano.

Esto eran aquellas Navidades, un tiempo de paz e ilusión, de juegos infantiles y familiares, de momentos disfrutando de una película que ponían por décimo quinta vez, pero nos daba igual. Además a la familia Telerin se la prohibió anunciar la llegada de la hora de ir a la cama y nos podíamos quedar un poquito más. Y así entre belenes, árboles, villancicos y preparativos para la Gran Cena de Nochevieja y la llegada de los Reyes Magos  se pasaban las Navidades.  Decía Dickens sobre la Navidad: Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año. Hagan esto y les garantizo un 2015 excepcional.

Sirius&Pichón



Móvil: Déjame vivir

En estos tres días festivos hemos tirado la casa por la ventana y nos hemos ido de Turismo Rural a la Costa Verde, y a la vista de lo que me costó encontrar alojamiento, creo que la mayoría de los españoles han hecho lo mismo. Y me agrada que así haya sido, esto es una señal más de que la economía de este país se está recuperando. Los españoles nos hemos cansados de sufrir y hemos decidido salir a disfrutar. Yo me fui a las Asturies a disfrutar de su hospitalidad y de su maravilloso tiempo de lluvia.

Y todo iba perfecto hasta que en un local vi una escena que me dejó aterrado, perplejo y pensativo. Quiero que la juzguen ustedes mismos.
¿Qué tal? ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? Qué nos está pasando amigos para que unos padres sentados a una mesa con su hija, se dediquen a wasapear, chatear o ver el tiempo, en vez de charlar entre ellos, comentando las cosas que han visto por la mañana o los planes que hay para el fin de semana largo. Y no fueron cinco minutos, fueron bastantes más. Ver esto de nuevo me resulta deprimente y triste. Y es una escena cada vez más habitual en esta sociedad que nos ha tocado vivir. Y que nos obliga a preguntarnos  ¿Este es el modo adecuado de educar a nuestros hijos? ¿Son estas las maneras o principios sobre los que nos debemos apoyar? Si son estos, yo me bajo aquí mismo. 

Luego nos llevamos las manos a la cabeza cuando leemos los informes Pisa, las tasas de abandono escolar o que un par de adolescentes ceutíes se van a Siria para enrolarse en las filas del extremismo islámico. Tal vez mis palabras les puedan resultar duras, pero escribo lo que siento y con aquella escena me sentí triste, conmovido y asqueado.  

Aquí en esta foto amigos psicólogos, pedagogos, psiquiatras, educadores, legisladores y terapeutas, está el origen de todos los males que afectan a nuestra sociedad. Y no hace falta cruzar fronteras ni mares para encontrarlos, en ocasiones los tenemos a la misma puerta de nuestra casa.
Aquí está el germen de las frustraciones, el abandono escolar, las adicciones, la falta de solidaridad, empatía y ternura, lo que luego nos acojona cuando lo vemos en el programa Hermano Mayor. Qué se puede esperar de un individuo educado bajo ese ambiente y circunstancias. Tan solo deshumanización y pérdida de identidad y valores. Y cuando llegamos a esta situación el resto de los dramas vienen solos. Llegó la crisis económica porque compramos compulsivamente para así llenar ese vacío que teníamos en nuestras vidas, la violencia del tipo que sea porque con ella descargamos nuestra ira y el odio acumulado, el desequilibrio mental porque ese drama me puede y bloquea, la soledad porque odio a la gente. Esto señores sí es un drama, y de una magnitud tan grande y tan letal como lo es la crisis económica, el Ébola o las guerras. Y para él tiene que haber una solución como la hay para el Ébola o la crisis, y cuál podría ser.
Muy sencillo,  aparquemos nuestros  aparatos tecnológicos  cuando nos encontremos en ese momento charla de amigos o reunión familiar, para que los protagonistas del encuentro no sean otros que la conversación y el diálogo.

Si no somos capaces de auto-censurarnos nosotros mismos, llegaremos al extremo de que sean las autoridades las que a golpe de Decreto nos limiten el uso de móviles como ya ocurrió con el tabaco. No dejemos que se haga realidad aquella frase de Einstein  “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad”.

Sirius&Pichón 



miércoles, 3 de diciembre de 2014

Qué Discapacidad


Hoy es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. "Discapacidad" palabra horrorosa allá donde las haya. ¿Qué significa discapacidad? Si nos atenemos a su significado estricto: condición bajo la cual ciertas personas presentan alguna deficiencia física, mental, intelectual o sensorial que a largo plazo afectan a la forma de interactuar y participar plenamente en la sociedad.

 Atendiendo a este significado y viendo lo que ocurre a diario en esta sociedad que nos ha tocado sufrir, yo creo que pocos se libran del calificativo. Yo mismo tengo la discapacidad para recorrer 1000 metros en 2 minutos y 55 segundos, la tengo ahora y la tendré mañana, como la tengo para resolver un problema de física cuántica o memorizarme el listín telefónico. Por lo tanto podría estar dentro del campo de significado de la palabrita en cuestión. Tenemos la fea costumbre de adjetivar y en muchas ocasiones el calificativo no hace justicia. Y con el tema de la discapacidad ocurre.

Conozco a "discapacitados" que se emocionan ante un calendario con el escudo de su Real Madrid, que son capaces de abrazarte y entre sollozos darte las gracias. ¿Dónde está aquí la discapacidad? Física no la hay, porque esta persona es capaz de tomar entre sus manos el calendario y abrazarte e intelectual tampoco porque tiene la capacidad para emocionarse y sentir. Cualquier persona capaz de soñar, querer o emocionarse, de recorrer sin pierna 1000 metros o nadar con un solo brazo, es capaz tanto física como intelectualmente.
Ante un gol de su ídolo a su manera expresará su entusiasmo, ante la canción de su artista llorará como lo haríamos nosotros o ante el abrazo del ser querido se emocionará como lo haría cualquiera.

Cambiemos la palabra y su sentido y celebremos este día desde la comprensión, la tolerancia, el cariño, el reconocimiento al esfuerzo y sobre todo la normalidad que necesitan aquellos que tardan en hacer los 1000 metros un poquito más. Decía Frida Kahlo: Para qué quiero piernas, si tengo alas para volar.

Sirius&Pichón




martes, 2 de diciembre de 2014

Arte con Aire

Cuando empezamos la función los Saciedad Limitada dijimos que íbamos a premiar y reconocer el esfuerzo, el trabajo bien hecho, la imaginación y el talento. Hoy tomando mi té matinal he conocido a una persona que desarrolla su trabajo de esta manera y por ello se merece unas palabras de reconocimiento en nuestro blog. El emprendedor se llama Eduardo Lazo. Un joven leonés de 27 años que se dedica a la globoflexia, el arte de hacer con globos hinchados figuras y todo tipo de montajes.

Me ha enseñado sus trabajos y creedme, me he quedao flipao. Son auténticas obras de arte, repletos de imaginación y color. Arcos, mesas, árboles de Navidad, nada se le resiste a este maestro del hinchado de globos, su catálogo de trabajos no tiene límites. Con un globo y aire Eduardo convertirá ese cumpleaños, boda o evento en un escenario repleto de color e imaginación. Os recomiendo que visitéis su enlace en Facebook: Facebook.com/masqueglobosleon o en Twitter: @masqueglobos, merece la pena.

Enhorabuena Eduardo, sigue así, trabajando como lo estás haciendo, con ilusión, ganas y seriedad. Algún día Nao Osaka te llamará para pasarte el testigo de maestro y número uno del mundo. Sigue haciendo arte con el aire, convirtiendo esos globos en casi amigos a los que apetece abrazar o tartas a las que morder.

Sirius&Pichón


lunes, 1 de diciembre de 2014

Patadas Salvajes

Hoy todo el mundo habla de la tragedia que ha supuesto la absurda muerte de ese hincha del Deportivo a manos de unos adorables hinchas del Atlético de Madrid. Y yo me pregunto...¿Pero de qué se sorprende la gente?...Si lo anormal es que haya tan pocos altercados para el nivel de tensión que se vive en cualquier partido de fútbol. Y me da igual la categoría, sea un Madrid-Barça o un Toldanos-Villaconejos. El fútbol amigos míos está engorilao, siempre lo ha estado y el clima de crispación que se vive actualmente lo ha enfurecido aún más. La gente lo utiliza como vía de escape para sus frustraciones, rabias, miedos, odios, conflictos laborales. El árbitro se convierte en esa mujer o marido que no aguanto más, en ese jefe explotador o ese vecino canalla que me pone la música de Pimpinela a tope a las 3 de la madrugada.
Hace años mi hijo jugó al fútbol, el chico iba todo ilusionado y con aspiraciones a ser la estrella del equipo, pero no le acompañaba nada, ni el juego, ni la cara, ni el corte de pelo, ni las maneras. Recuerdo el día de la entrega de equipaciones y presentación del equipo, mi hijo y yo pintábamos tanto en aquel escenario como Barragán en un desfile de Tom Ford. Observé que hay disposiciones que ya vienen en la leche materna y el semen paterno. Los compañeros de mi hijo eran ya mini Messis, Ronaldos, Gutis, y su padres lo mismo en versión tripa cervecera.
Padre e hijo llevaban el fútbol escrito en su frente. Hablando, vistiendo, si el padre iba de chándal, el niño también. Si el padre gastaba rictus altanero, prepotente, chulesco y palillo en ristre, el niño también. Coincidían hasta en el corte de pelo, si el padre aún lo conservaba. Incluso su estructura ósea era similar.
Y viendo aquello tuve claro que mi hijo lo iba a tener difícil para triunfar y así fue. Los partidos eran todo un dechado de buenas maneras y comportamiento ejemplar. Donde brillaba la deportividad y el compañerismo. Los padres apostados en las distintas esquinas del campo, gritaban cada sábado como marujas poseídas, el entrenador otro tanto de lo mismo y todo esto por partida doble. Los gritos se escuchaban en cualquier parte de los 90 metros que mide el campo, gritos de rabia, cabreo, mala hostia y casi siempre dirigidos a los mismos personajes, el árbitro o jugador contrario.
Y estamos hablando de críos pequeños que no se jugaban nada, como mucho una foto o mención los miércoles en el Diario de León. El espectáculo era dantesco, dañiño y letal. Ver a aquellos niños vestidos como sus ídolos, algunos con el mismo pelo que Messi otros con el gesto de Cristiano, rascándose los cataplines a lo Valderrama, escupiendo como Roberto Carlos, luchando como fieras por un balón bajo el fuego de los insultos cruzaos, las voces y los "tira joder" de sus compañeros, acojonaba. Harto de perder mi tiempo en aquella escuela de buenos modales, retiré a mi hijo de la actividad futbolística.
Si a nuestros hijos les habituamos a comportamientos salvajes, es normal que por aquello de la imitación, ante el mismo escenario o situación, se comporten de la misma manera.
El hijo seguirá el ejemplo de su padre e intentará emularlo cuando tenga la primera oportunidad. Tomará la galimba como él, pondrá los pies encima de la mesa, ventoseará mientras come restos de pizza de su camisa, le gritará como un poseso a la de 52" pulgadas, llamándole de todo menos guapos a los jugadores del equipo contrario y acordándose a cada minuto de la desdichada madre del árbitro del encuentro. Esto es el fútbol en estado puro, el mayor espectáculo del mundo. Que me perdonen los futboleros, que seguro alguno habrá entre los lectores de este blog. Esta es mi sensación. Y muchos me dirán, son hechos aislados, cierto es, afortunadamente no todos los lunes desayunamos con noticias como esta, y no sólo pasa aquí, pasa también en países súper civilizados como Holanda, Reino Unido y en otros pelin menos como Brasil y Argentina. Y será difícil que consigamos cambiar estos comportamientos por mucho Comité de Violencia y policía que pongamos. El daño ya está hecho. La gente está enfurecida, encolerizada y cualquier motivo les sirve para iniciar la guerra.
Y no hay mejor escenario para ello que un estadio de fútbol, mucha gente, luces, bengalas y acción. Y como si no tuviésemos ya poco con la tortura del partido, al acabar este viene la segunda parte del aborregamiento salvaje. Cuando un grupo de sabios se reúne en torno a una mesa para discutir sobre los complejos retrógrados que la parábola descendente del balón produce sobre la bota del jugador por efecto de la presión.
 Lo siento, pero yo me quedo con una audición de los Miserables. Decía Orwell: El deporte en serio es como la guerra pero sin tiros. Y que razón tenía.
NOTA: Discúlpenme todos aquellos padres de comportamiento ejemplar, cuyos hijos juegan al fútbol, que me consta que los hay.
Sirius&Pichón