jueves, 16 de abril de 2015

Do you speak english?

No paro de descubrir en internet las gilipolloces que llegan a realizar algunos para aprender inglés. El otro día leí que ahora hay gente que lo estudia mientras duerme, aprovechando la fase REM en la que el cerebro está como una moto. En esta fase soñamos con la hipoteca, Scarlett Johansson, la vecina del segundo y además captamos información de todo tipo. Pues aprovechando este momento esponja, algún lumbrera ha ideado un curso de inglés para estudiarlo en pijama, abrazado al gusiluz y metido en el plumas de Ikea. Los resultados según los expertos son para llorar, de inglés ni papa y encima al día siguiente estamos hechos polvo.
 Luego he conocido el método de un hombre llamado Ramón Campayo, dotado de un CI (Coeficiente Intelectual) de tan solo 194, o sea ramplón, como el que tenemos la mayoría de los humanos, pero de los humanos que están en el Mensa. Éste afirma que dominar un idioma es cosa de siete días...¡Ay qué joderse!. El señor Campayo posee varios récords mundiales de memorización. Con su capacidad consiguió en un vuelo destino Múnich, nivel de alemán suficiente para impartir a su llegada durante unas horas una conferencia en esta lengua. Ha escrito y publicado un libro “Aprende Inglés en 7 días” con el que le garantiza al lector que en este tiempo podrá defenderse en este idioma de una manera eficaz y solvente. Con lo que dice este señor Campayo, que con todos mis respetos podrá tener un CI de 190, me demuestra que es más iluso e inocente que un Teletubbie.

La locura por dominar la lengua de Shakespeare está llevando a la gente a realizar cosas muy extrañas. Tanto a empresas,  particulares como docentes. Estos últimos en su desesperación ante la falta de avance por parte de sus alumnos, empiezan a aconsejarlos que se mimeticen con la lengua inglesa, que vivan, piensen y sueñen como lo haría un inglés, llegando incluso a vestirse como ellos.
Cuando vean ustedes en pleno verano a ciudadanos vestidos de forma muy rara, con sandalias y calcetines, tomando el té de las cinco a las siete y cuarto, son españoles estudiando inglés. Tengo una  vecina, alumna en la escuela de idiomas, que cada día se parece más a Camila Parker, bigote y color tampax incluido. Otro compañero de carrera, que está en el nivel 15 del 2º curso del 1er grado elemental, también de la Escuela de Idiomas,  ya es totalmente Benni Hill. Están las pobres vecinas del inmueble aburridas con el tío y sus poses inglesas.

Pero no solo a los particulares les ha dado la locura por la lengua de Shakespeare, qué me dicen ustedes del marketing o mundo de los negocios, ocio y la música. Aquí el grado de gilipollez ha llegado a nivel de pandemia.  La locura del famoso "Black Friday" por ejemplo, en la pescadería, peluquería, panadería. !Qué locura! y pregunto ¿Cuántos sabían de lo que estaban hablando?  Si hubiéramos preguntado, la mayoría de los encuestados nos hubiese hablado de una marca de taladros y el resto pondría cara de póker. Creo que en MediaMark y alguna otra cadena de bricolaje se pusieron moraos a vender Blackdeker.  Ahora ya no leemos "Rebajas" en los escaparates, ahora leemos black friday o viernes negro, que algunos pensaron que venia otro crack como el del 29, pero aquello ocurrió un jueves.


Las palabrejas en inglés se nos cuelan en nuestro castellano, entremezcladas unas veces por moda o esnobismo y otras como gancho comercial, como ha ocurrido en este caso. Como dicen los expertos en comunicación “si el mensaje es bueno los resultados serán  mejores”. Y a la vista de los resultados creo que en este caso han acertado. De todos es sabido que el inglés es un idioma muy musical, que suena bien. Escuchen una canción en inglés y la misma en castellano, verán las diferencias. Ahora en cada "viernes negro" la gente sale de los centros comerciales con el carro a reventar, da igual de qué, si lo hacen los americanos también lo podemos hacer nosotros. En todo caso,  el inglés se ha colado en nuestras vidas y cada día con más fuerza. Penita que Colón no colonizase unos centímetros más arriba, lo que hubiesen cambiado las cosas, Bill Gates hablaría castellano y como él todos los informáticos.

De todos modos y para concluir, yo sigo pensando que en este país tenemos una alteración cromosómica importante para el estudio de las lenguas, ya sea el ingles, francés o alemán. Ya hay estudios que así lo acreditan. Recientemente un centro de estudios de reputado prestigio realizó un estudio de campo en lugares donde el dominio del inglés se hace imprescindible, ferias de ganao, rastros dominicales, bares de copas y centros de salud, llegando a una conclusión dura y categórica. El que habla mal su lengua materna, difícil que pueda hablar bien otra distinta.


Luego otro gran problema, aun a riesgo de engorilar al colectivo docente, es lo mal que se han enseñado los idiomas en este país. Hay un problema de motivación académica importante entre los docentes, de creencia en lo que imparten o hacen. Me explico. Hace años me matriculé en la Escuela de Idiomas. El primer día del clase se presentó el profesor y nos contó  que él había estudiado Filología Inglesa, hasta aquí todo bien, sin embargo la cagó cuando nos dijo que jamás había estado en un país de habla inglesa. El tío se cayó con todo el equipo, aquí perdió toda su credibilidad académica como profesor de inglés. Imagínense que van al médico, y a la hora de explicarles el método para operarles a corazón abierto, el doctor suelta: “Tranquilos señores que todo va a salir bien, la única pega está en que el día que explicaron en la Facultad de Medicina  la técnica de la operación, yo estaba de timba con la tuna, pero tranquilos que al final acabé la carrera”. ¿Cómo se les quedaría el cuerpo a ustedes ante semejante confesión?. Pues así se me quedó el mío, cuando el teacher me dijo que conocía Londres de verlo en la tele. Luego otro gran problema de la enseñanza es que los docentes españoles siguen obsesionados con el “suspenso-aprobado”.  Hace poco me contaban el caso de otro docente también de la Escuela de Idiomas, que les dijo a los alumnos que para pasar el curso era necesario aprobar el examen. Y me pregunto de nuevo, si estamos hablando de un idioma o lengua, algo vivo, que ejercitamos desde el momento que entramos en la clase y con los ejercicios, qué sentido tiene un examen. O sea, que puedes hacer bien los ejercicios a diario, tener un inglés fluido e incluso entenderlo, pero como  llegue  el día del examen y por problemas menstruales o de erecciones incontroladas, hagas  una castaña de examen, para esta profesora ya no eres apto.

Con docentes de este tipo ahora entiendo que el inglés sea nuestra asignatura pendiente. Estamos en manos de malos vendedores de su materia. Un profesor debe vender su asignatura, debe cautivar y hacérsela atractiva a sus alumnos.
Debe vestirla de raso para que ellos la vean sensual y hermosa, para que sueñen con ella. Y por supuesto, para que el alumno vea en su profesor credibilidad académica y no la sombra alargada del funcionario. Si vemos lo segundo, desconectaremos e iremos a clase sin ninguna motivación. Elemento fundamental y necesario para afrontar cualquier tarea y más cuando esta se hace de forma voluntaria. Dijo Benjamín Franklin “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.

Sirius&Pichón


3 comentarios:

  1. Me acaba de llegar tu entrada Sirius, increíble de divertida y como siempre súper real. Tienes un capacidad para plasmar lo cotidiano de una forma divertida, increíble. Enhorabuena una vez más. .

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  2. Divertida entrada. Coincido con ustedes en los de los docentes, te enseñan el ingles como la religión y así estamos. Luego las películas dobladas han ayudado poco.

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  3. Tienen ustedes más razón que un santo. Yo llego años estudiando ingles y cada día sé menos.

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