jueves, 9 de abril de 2015

Paponeando la ciudad

Se ha terminado la Semana Santa y llega el momento de hacer examen de conciencia y revisión de los fracasos. Este año los distintos calendarios meteorológicos han acertado y los hombres del tiempo y sus madres han descansado tranquilos. El tiempo ha sido bueno y tanto la semana religiosa como la pagana han triunfado. Hemos podido disfrutar de procesiones y playa sin amenazas de lluvia o fríos invernales.

A mi me gusta la Semana Santa, la austera y recatada de antaño y la  folclórica y colorista de ahora.
Desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección me dejo a merced de la Pasión. No pertenezco a ninguna cofradía o banda, extraño, porque aquí en León hasta el mismísimo Guzmán el Bueno es de una cofradía. Yo prefiero disfrutarla desde fuera, viendo como León se convierte en un auditorio al aire libre, en un museo barroco de imágenes religiosas con siglos de historia, en un mercado oriental oliendo a incienso. Ver como las calles se llenan de gentes vestidas con túnicas, capas, capillos, cíngulos y emblemas.
Como desfilan por ellas personajes con grado de seise, que con su capas al viento, van marcando el ritmo de la procesión ante la atenta mirada de su inmediato superior el abad o hermano mayor. Bajando la escala nos encontramos a personajes como el abogador que en el lenguaje “cheli” de Ramoncin seria el “machaca” de la cofradía.  Y si seguimos bajando, llegamos a los auténticos protagonistas,  los papones, braceros y la banda. Los primeros forman la tropa de asalto, su denominación es genuina y auténtica de León, en ningún otro lugar del mundo cristiano se habla de papones. Luego están esos hombretones llamados braceros, que al son de los tambores y cornetas bailan los pasos para deleite del respetable.
Y por último la banda. Recuerdo de mis años de juventud que las bandas estaban formadas por tambores y cornetas, tocaban casi siempre la misma canción “la Dolorosa”. Hoy aquellas bandas parecen auténticas orquestas. A ellas se han incorporado instrumentos como las trompetas, fliscornos, bombardinos, timbales, xilófonos e incluso gaitas. No descarto que un futuro no muy lejano, amarrado a un paso, procesione un piano Yamaha  tocado por el mismísimo Richard Clayderman vestido de papón. ¡Miedo me da!. Tampoco descarto que ante la bajada de los casamientos,  la Tuna y sus clavelitos acaben danzando entre las Manolas.

Y si el color y la nota lo ponen la banda, el luto viene de la mano de las manolas y los monaguillos.
No quiero olvidar a los vendedores de obleas, ellos ponen la nota dulce. La amarga la ponen los globeros, que con sus cuerdas y globos Esponja, imprimen al acto un aire cutre-pagano, poco favorecedor.

Una vez dicho esto, voy a exponer lo que desde Saciedadlimitada hemos visto en la Semana Santa de este año. Para empezar, mucha gente. Este año he disfrutado como un niño viendo las calles atestadas de gente, de aquí, turistas accidentales, extranjeros y nacionales. Las terrazas de los bares y los restaurantes a rebosar con los clientes disfrutando de una limonada al ritmo del sainete y la saeta. Los hoteles con el cartel  de “no hay habitaciones”. Las tiendas repletas de gente comprando y preguntando, los museos a tope de curiosos intelectuales, ávidos de conocer el auténtico Cáliz de Cristo.
En fin, que desde el punto de vista económico la Semana Santa de este año ha sido todo un éxito. Los datos presentados por las distintas asociaciones así lo avalan. Año tras año esta festividad se convierte en uno de nuestros mayores alicientes turísticos, un reclamo de lujo que atrae a la ciudad turistas venidos desde los lugares más remotos.

Con todo lo dicho, podría cortar aquí y quedar como un bloguero enrollado y pelota, pero no, mi espíritu y mi religión me lo impiden. He visto cosas buenas, como acabo de enumerar, pero también he visto puntos negros, y no en forma de manola.

Para empezar, la publicidad este año ha sido escasa y mala. La Semana Santa de este 2015 es la peor anunciada de los últimos años. La crisis ha hecho mucho daño, y lo que se gastó en años pasados en programas y carteles, este año se ha quedado en el cajón. Luego la calidad de los programas ha dejado mucho que desear. Mal anunciadas las procesiones, los pasos que las acompañaban, confuso el día, la ruta. 
Otro fallo importante ha sido la falta de organización de las cofradías a la hora de procesionar. Habiendo  más seises que indios faltaba organización. Me resultó impecable en este aspecto la procesión Camino de la Cruz del Sábado Santo, organizada por la cofradía del Santo Sepulcro. Sin embargo, otras me resultaron un auténtico desastre. No es normal que entre paso y paso pasen dos días, como decían los indios. A mi modo de ver, en un acto de este tipo debe existir continuidad, para no perder el hilo procesional y caer en el hastío y además restarle belleza. Puedo entender que un niño se canse y pierda la fila, pero ya no me parece tan normal que lo haga un tío de 180 centímetros de túnica.  Para poder procesionar las cofradías deberían exigir respeto y orden, para no acabar haciendo un desfile a lo Mamachicho. Esto no es Sevilla, aquí tenemos otra idiosincrasia, cultura y forma de entender la Pasión. Por lo tanto, tirón de orejas para algunas cofradías, menos postureo y más organización. Detalles como estos no pueden empañar el impagable y magnífico trabajo que están haciendo durante todo el año.

Y si hace un momento reclamaba más respeto por parte de los papones a la hora de procesionar, ahora se lo pido a los que ven las procesiones. No entiendo, y mira que lo intento, cómo huevos podemos ver una procesión comiendo pipas y tirando las cáscaras al suelo.
 Los "primates no evolucionados" que tienen este comportamiento ¿A qué van a una procesión? Es como si en el día de su boda, a la hora del oficio religioso, a los invitados nos diese por hacernos un Piponazo, viene a ser lo mismo. Luego otro personaje letal es el “primate cotorra”, aquel que teniendo una plaza de 4000 metros cuadrados, le cuenta su triste vida al que tiene a su lado y en la primera línea de procesión. Con un tono tan discreto que supera en varios decibelios al de la banda interpretando “Reo de Muerte”
Y vuelvo a preguntar ¿A qué cojones vamos a una procesión?  Para estos planes de pipas y voceo tenemos la Candamia, el Parque de la Granja o el Entierro de Genarín. A este último se puede ir mamao, comiendo y hasta cantando. Tanto Genarín como su Moncha  no van a decir absolutamente nada.  Por desgracia amigos, el problema pipero y acústico tienen una compleja solución, chocamos de lleno con un muro llamado ignorancia y ausencia de civismo y educación.

Y para terminar, el  último tirón de orejas va para las instituciones leonesas. A pesar del despliegue de carteles e información en prensa, radio y televisión local, he echado en falta  más carteles anunciadores de la Semana Santa, grandes y vistosos.  Y los he echado en falta aquí en León y en el resto de la provincia. A veces nos calentamos promocionando nuestra riquezas fuera de nuestras fronteras, sin percatamos de que aquí cerquita, a no muchos kilómetros, hay gente que ante la ausencia de procesiones en su pueblo, pueden venirse a León.
 A las cofradías y bandas, enhorabuena. Tengan en cuenta lo que les digo en esta entrada, un poquito más de organización y, no estaría de más que para el 2016 aplicasen aquello de “Menos es más”, empieza a hacerlos falta.

Sirius&Pichon



6 comentarios:

  1. Acabo de leer su post. Dice usted verdades como pasos ya que hablamos de Semana Santa. De este año me quedo con el ambiente en las calles.

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  2. Yo prefiero la playa. Me resulta aburrido ver desfilar a un puñado de pecadores disfrazados. Jajaja

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  3. Este año ha sido espectacular por todo, la gente, el tiempo. De las mejores de los últimos años. Aunque algo no debimos hacer bien para que Jesus se tirase del paso. Seguro que como dice usted Sirius era uno que comía pipas y lo engorilo.

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  4. Yo me quedo con las Manolas y el entierro de Genaro. Lo sensual y pagano de esta semana de descanso. Como la manola de su foto yo no vi ninguna.

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  5. Totalmente de acuerdo tanto en lo bueno como en lo malo. Lo has clavado en todo. Mucho ambiente en la calle y las procesiones con sus bandas espectaculares. La organización en la mayoría de pena. Y las cotorras que se vayan a la plaza. La foto de los come-pipas muy buena. Eres un crack

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  6. Yo soy uno de los que come pipas, reconozco mi fallo, pero me jode que me insulten. La siolicion puede estar en el cucurucho de Zamora. De todos modos, tiene usted más razón que un santo.

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