jueves, 22 de enero de 2015

Arco. Contemporáneo o estamos locos.

Os anunciamos cuando se creo Saciedad Limitada que nuestro propósito era crear un blog vital, en el que hubiese espacio para todo, para lo humano y lo divino. Hablaríamos también de lo que hacen todos aquellos que se dedican a esto, de Ponchos que salvan firmas postineras como Burberrys  y alpargatas realizadas con piel de lagarto azerbaiyano. De como preparar un repollo de berza a la Champollion sin que luego tengas que ventilar la casa hasta los San Fermines. Os  prometimos momento de risa, subidón, reflexión y rollo tranqui. Un ejemplo está en la entrada de la semana pasada “Corriendo voy, corriendo vengo” una de las más visitadas y casi convertida en “Sacing Topic”. En Saciedad Limitada estamos porque la gente haga deporte y se oxigene por esos caminos de Dios. Que descargue tensiones sexuales, laborales y familiares, que se hagan ese peeling liberador de números, hipotecas, objetivos, y si además se ríen mientras lo practican, mejor.  A los señores de Nike y Adidas que lo sentimos, que nuestra intención no es que la gente deje de correr y se pongan a hacer punto de cruz o sudokus. Al runner que me llama a las 3 de la mañana en nombre de la asociación de usuarios de Puma, que como no sea por el pelazo, por su  vozarrón es más tigretón que Puma.
Y por favor, tampoco me salgáis disfrazados de abeja maya, que aunque de noche todas las abejas son reinas, las antenas cantan y se os ve mucho el aguijón.

Dicho todo esto, en las próximas entradas os hablaré de arte. Del que le gusta a todo el mundo, el moderno y contemporáneo.  Ese arte que a mucha gente le produce efectos alucinógenos, quedándose muchos como los conejos después del coito, con las orejas empinadas y acarajotaos. Desde el día 25 de febrero al 1 de marzo se celebrará en Ifema de Madrid la Feria del Arte Contemporáneo. Este año tendrá como país invitado a Colombia. Habrá más de 221 galerías participantes, y el que os escribe disfrutará como un enano entre obras simples y complejas, gente que hace fotografías a los extintores o a los empleados de la limpieza creyéndolos obras de arte.

Acudo a esta cita desde hace varios años, es un fin de semana en el que aprovecho para cargarme de energías, de gente, de ideas, frescura y  tendencias. Para un urbanita como yo este es el ColaCao que preciso para luego volver a una ciudad repleta también de tendencias y movimientos como es León. (Ejem, ejem.)

Los que amamos el arte, y cuando digo arte, me refiero a ese concepto que engloba todas las creaciones realizadas por el ser humano para expresar una visión sensible acerca del mundo, real o imaginaria, utilizando recursos plásticos, lingüísticos o sonoros para expresar emociones, ideas y sensaciones, para nosotros acudir a estos eventos es como para vosotros correr el Maratón de Nueva York. Ver el derroche de talento que ves en algunas piezas supone un subidón. Hasta un simple montón de escombros como el de la autora zaragozana Lara Almarcegui  puede llegar a resultar chocante.
Hay gente que ve hermoso un desierto y no deja de ser un montón tras otro de arena. Lo grandioso del arte contemporáneo es la libertad que existe para interpretar. Para que yo vea lo que quiera, y que no tiene porque coincidir con lo que ve el autor.  También puede ocurrir que el día de la visita a la exposición por causas de todo tipo, ambientales, culturales o sexuales, tengamos la mente pelin obtusa y ante “el montón de escombros” acabemos pidiendo la hoja de reclamaciones y rifando un par de hostias entre todos aquellos que se escojonaron de ti, cuando te dio por preguntar al guía por la hormigonera y el porqué tenían el material de obra dentro de las instalaciones del museo y no fuera. Por no hablar del listo que te recomendó visitar esta exposición, al que le espera otra batería gratis de collejas. 

Para todo hay un momento chicos, para salir a correr, para disfrutar de un concierto, que será bueno si nuestro espíritu ese día es musical, si no será una castaña. Yo me pasé una tarde en el Museo del Prado en la sala que alberga El Jardín de las Delicias del Bosco, los visitantes me pedían permiso para todo pensando que era uno de esos vigilantes tan simpáticos y que sentados en sus sillas vigilan las obras como sí las hubiesen pagado ellos. Aquella tarde mi cuerpo me pedía Bosco.



 Lo grande del ser humano amigos es nuestra permeabilidad, o la capacidad para disfrutar viendo, escuchando, palpando o degustando, para después sacar conclusiones y expresarlas.
Apuntad esta cita en vuestros móviles de última generación, tal vez coincidamos. Y aplicad aquello que decía Max Ernst “El arte no tiene nada que ver con el gusto. No existe para que se le pruebe”.

Sirius&Pichón


2 comentarios:

  1. Me quedo con la ultima parte de su articulo. Yo disfruto viendo un partido de fútbol, usted viendo un cuadro y otros subiendo al Himalaya. De todos modos, a veces por desconocimiento nos perdemos oportunidades interesantes. No deje de informarnos y ademas como lo hace, divirtiendonos.

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  2. El arte contemporáneo es tan peculiar !!! Lo mismo te eleva al septimo cielo que te genera la sensación de que te están tomando el pelo. Su interpretación, como bien dices, depende de tantos factores personales y circunstanciales....

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