Hace poco leía que la afición por el deporte y más en concreto por la práctica del running o el correr de toda la vida, ha crecido en un porcentaje que asusta. Acabamos de pasar por un periodo de engorde obligado como es la Navidad y necesitamos perder esos 8 kilitos de nada que hemos pillado por culpa de las gambas, el tintorro postinero y los Gin Tonic fuera de hora. No es de extrañar que los comerciantes de equipamiento deportivo se estén frotando las manos y amplíen sus instalaciones. Ahora se venden zapatillas de deporte hasta en los estancos. Se podría decir que vivimos en la era del running o el correr por correr.
Recuerdo que antes se decía que correr era de cobardes y malos toreros. Corrían cuatro modernos y viajaos, y además de cualquier manera. Pantalones cortos que no casaban con la camiseta de algodón, unos playeros cualquiera con sus calcetines blancos y a los súper viajaos se les permitía una concesión “la cinta en el pelo”. Recuerdo al joven y bello Michael Douglas corriendo en la película Running, con esa melena al viento y ese porte hollywoodiense.
Háganme el ejercicio de retrotraerse una o dos décadas ¿A cuánta gente veían ustedes correr?. La gente corría en instalaciones deportivas públicas o privadas. Una vez paseando con mi padre recuerdo haber visto una modalidad de carrera extraña y que me sorprendió, en ella había un grupo de gente que corría sin dorsal, sin orden ni concierto gritando cosas extrañas y vestidos con ropajes de calle, detrás de estos corría otro grupo vestidos con unos uniformes grises y con cara de pocos amigos. Al preguntarle a mi padre por el tipo de carrera que era aquella y ante su silencio, me imagine que lo fuese de obstáculos, puesto que los primeros corredores iban llenando la calle de obstáculos a los segundos.
Hoy todo ha cambiado y mucho. A la gente le ha dado por correr a lo Forrest Gump y no porque Jenny les haya dado plantón, sino por esas extrañas cosas que pasan, unas veces relacionadas con modas, otras con fenómenos paranormales y otras porque pasan sin más. Tan solo hay que ojear un periódico o ver la tele para darse cuenta de la dimensión que han adquiridos los acontecimientos deportivos que tiene que ver con el correr. Cualquier excusa es buena para organizar un maratón, el drama de la hembra del mono Tanzano en el momento de la copulación, el cáncer, el hambre, las desigualdades sociales.
Los hay de todas las distancias y cada vez más extremos y raros, ahora no solo se corre, se nada, se escala a 1200 metros para desde aquí volar sin motor y antes de entrar en meta realizar una declaración de la renta con rendimientos de capital y actividades profesionales. Tan exagerado es el tema, que el otro día en Serrano a un ejecutivo que llegaba tarde a su reunión, le dio por correr y sin querer y a lo tonto, preparó un maratón de 300 personas que corrían como el, sin saber porqué y vestidos de Armani y Amaya Arzuaga.
El tema indumentaria se merece todo un capítulo y de hecho ya tiene su entrada en la Wikipedia. Todo esto me recuerda mucho al tema conga, secta. ¿Les suena? El running ha convertido el eslogan de Nike “Just do it” en el hazme reír de todos los eslóganes. Se parten con él. Sólo hazlo, no importa el resultado, lo importante es intentarlo. Pero no se te ocurra hacerlo con unos Paredes o la camiseta de algodón del Mundial 82, así ni se te ocurra. Ahora los corredores parecen Alonsos pero sin monoplaza. Ves un maratón y por la sobre exposición ocular a los colores tan pocos chillones de sus prendas, acabas como si te hubieses metido una botella de Absenta.
Ahora las tienda de deportes acojonan, todo son colores chillones y prendas que padecen sacadas del atrezzo de la película Star Trek. Recuerdo una vez que entré en una para comprarme equipamiento para ir al gimnasio. Pasaba por una mala época y la lectura, el alcohol y la música, me parecían poca tortura. Le pedí al empleado un conjunto que fuese cómodo, conjuntado y mono. No llegué a terminar la palabra mono y ya tenía ante mis narices el cartelito con el “Reservado el derecho de admisión”. Recibí amenazas de todo tipo por atentar contra la dignidad de un empleado de tienda de deportes. Fue un episodio desagradable. Se lo contaba a los chicos en el gimnasio mientras practicábamos una nueva modalidad de bici estática “el escuching” uno habla y los otros escuchan, y se partían. Ahora todo es distinto, llegas a estos templos del shopping deportivo y encuentras de todo y en todos los formatos.
Tema zapatillas por ejemplo, antes llegabas y lo único que necesitabas saber era tu número...Quería una zapatillas...¿Número?...Y ya estaba la compra. Con ellas corrías, jugabas al balón, ibas al colegio, le tirabas los tejos a la vecina del primero, hacías educación física y estudiadas en la biblioteca. Ahora para cada disciplina hay unas zapatillas y para esto del running, mogollón.
De todos los tipos y colores, a cada cual más discreta y fluorescente. Luego la acción de comprarlas nada tiene que ver. Ahora ya no vale con el número, ahora la ronda de preguntas tiene tela y en algunos establecimientos te recomiendan sentarte. Lo primero que te preguntan es el tipo de pisada que tienes, neutra, supinadora o pronadora. Esta pregunta a muchos les ha dejado tocados y marcados de por vida, vas a pillar unas zapatillas y descubres que además de miope y tonto, pisas de forma pronadora y que por ello en cualquier momento te pueden llamar del Circo del Sol para alguno de sus números...!!Vamos hombre¡¡...Qué necesidad hay de humillar al personal de esta manera, si lo que quieren son unas zapatillas. Pasada esta fase se llega a la del tipo de superficie, tierra, césped o cemento blanco, gris o negro. Para en función de esta venderte unas con más cámara de aire o menos, con los tubos y salidas de aireación escamoteables y el doble sistema de ventilación con filtros para el polen y el ambientador con aroma a pino salvaje incorporado. Luego están las bandas reflectantes y los cordones anti violadores. Después de media hora de preguntas ya tienes la zapatillas especiales para tus pies pronadores, altas para que no te caigas.
Te ves con ellas y dudas entre hacer un simpa y salir corriendo de la tienda, pero con los pitillos y esas cosas en los pies serias abatido a la salida del establecimiento.
Ahora toca el resto de equipamiento, necesitas unos pantalones, pero no vale cualquiera, olvídate de los Adidas cortos y abiertos a los laterales para refrigeración de todo el asunto. Ahora tienen que ser ajustaditos. Segundo problema, te los pruebas y descubres el daño que han hecho personajes como Nacho Vidal al hombre de la calle. De repente en ese frío y sucio vestuario te has convertido en campeón del mundo de natación, nada por delante y nada por detrás. Estos pantalones deportivos o mallas son potenciadores de culos carpeteros y paquetes small. Lees las características y acojonan, tejido Dri-Fit, StayWarm y relleno miembredor de última generación. Como los necesitas para acompañar a las zapatillas Porsche que te acabas de comprar, te vienes arriba y te los compras. Segunda prueba superada.
Ahora nos toca la camiseta, que como el pantalón ha de ser holgada. Te metes en una que te gusta, después de diez minutos de lucha y desafío, cuando te ves en el espejo te tienes que apoyar en la pared para no desfallecer. Descubres que además de currar en el circo del Sol podrías hacerlo como especialista para las escenas de riesgo de Chewaka.. Con esa pelambrera y esa tripa Torrentera sí sales del vestuario se activa la alarma antiterrorista. Estás cada vez más cerca de la versión fea del retrato de Dorian Gray. Pero el fin justifica los medios, y sales del vestuario decidido a formar parte de esa élite de hombres que corren por calles y campos. Te falta para completar el atuendo un cortavientos, imprescindible para que en pleno invierno no parezcas el Yeti y la nieve y el agua se deslicen por tu prenda y no penetren en tu cuerpo.
Por fin estás equipado y listo. Sales de la tienda ya segregando endorfinas para repartir en un colegio. Adiós estreses, michelines, soledades y colesteroles.
Llegas a casa feliz con tus bolsas, te pruebas todo el atuendo y apareces en la cocina para sorprender a tu Maruja. La sorpresa es de tal magnitud, que a la pobre Maruja los ojos se la salen de sus órbitas y su melena lisa es hoy un Nanas de quitar grasas incrustadas.
Ver a tu marido enfundado en un traje hiper ajustado con esas cosas fluorescentes puestas en los pies y las gafas polarizadas en pleno invierno, es una experiencia para la que hay que estar preparado. Tu metamorfosis o transformación en un Running Man es imparable, bajas en el ascensor eufórico, no hay espejos suficientes para disfrutar de ese nuevo hombre. Sales a la calle valiente, dispuesto a demostrarle a todos que Manolo el del cuarto será en breve otro "hombre cerilla o sólo cabeza", otro runner más dispuesto a comerse maratones como antes hacia cupcakes. ¡¡Corre Manolo y sé feliz!!. Como dijo Jimi Hendrix “Si soy libre es porque siempre estoy corriendo”.
Sirius&Pichón
Otra vez geniales. Me he reído tanto con la entrada como me ha costado meter este comentario. Deberías intentar facilitar esta posibilidad. De todos modos, sois realmente buenos.
ResponderEliminarPues yo solo corro cuando pierdo el bus o cuando me persigue algún paparazzi. No veo yo la gracia en correr por correr. Pero seguro que la tiene, porque si no, no hay quien se explique esta adicción desmedida.
ResponderEliminar-Doctor, soy pronador o supinador.
ResponderEliminar-pues no se que decirte, pero por el tamaño de tus uñas eres velociraptor.
Jajajaja. Me encanta. Por lo visto esta euforia por el running tiene que ver por las endorfinas. Lo del equipamiento a la última es mas estupidez.
ResponderEliminarCuánta razón tienes. Se nos ha ido un poquito la pinza con esto del deporte y el vestuario. Me he reído un rato. Has pensado dedicarte a los monólogos? Eres muy bueno!
ResponderEliminarPasate un dia x el gimnasio, x una clase colectiva de pilates y tendras mas motivos para seguir hablando de la moda x el deporte.
ResponderEliminarNo sólo las tiendas se frotan las mabisu en esta época sino también los gimnasios, sobre todo los low cost q cobran un año para q salga mas barato y la gente con dos meses tiene de sobra.
No te piso más la idea para tu próxima entrada. Todita para ti q lo haras mejor q yo.
Sigue así q me haces feliz.
Como me he reído. Y cuidadin con la vecina del primero que es mi mujer.
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