No me toquen los lobos

Un 19 de marzo de hace 35 años fallecía en accidente de avioneta Félix Rodríguez de la Fuente, gran defensor de la naturaleza, realizador de documentales, estudioso y amigo del lobo y las aves rapaces.

Su programa el Hombre y la Tierra ha sido visto por millones de personas, contribuyendo a la concienciación ecológica de este País. 

Y de naturaleza y lobos quiero hablaros en esta entrada. Leo en un diario digital que sólo el 8,1% de los visitantes del Parque Nacional de Picos de Europa entraron por León. Para vuestra información, León es la provincia que más espacio aporta al Parque, contando con rutas como la del Cares, Collado Hermoso o Vegabaño.  Pues con todo esto, León sólo ha conseguido atraer a 150.000 visitantes, frente a los 650.000 de Cantabria o el millón de Asturias.

Es alucinante la capacidad para engorilar al personal que tiene esta provincia. Ya no solo emigran los jóvenes, la mano de obra cualificada, los emprendedores, aquellos que huyen de un futuro de paseo por la Calle Ancha y vino en El Cid, no tardando los harán también los osos y hasta los lobos, los primeros ante la escasez de turistas y sus despistadas cestas de merienda y los segundos cansados de aguantar los rebuznos de los burros.

En fin, que uno de nuestros mayores tesoros naturales, los Picos de Europa, serán tan aburridos como un acústico de José Luis Perales.

¿Qué nos está pasando señores? Cómo cojones teniendo rutas perfectamente señalizadas, casi asfaltadas, a las que sólo les falta el cartel de Óptica Navarro pegado a la roca, albergues, casas rurales, balnearios y ríos con caudal para preparar una presa como la de Asuán, somos tan pobres y ruines aportando visitantes.

Cómo es posible que nos saquen los colores dos comunidades vecinas que tienen la misma extensión del Parque que un adosado jardín.

Me imagino que los responsables de turismo de las instituciones leonesas al ver estos datos se hayan echado las manos a la cabeza para a continuación coger sus pertenencias, meterlas en una caja de cartón e irse para su casa. Ya no les pido que se hagan el Harakiri. Pero por favor que tengan y demuestren un poquito de dignidad, decencia, sentido común y responsabilidad. Que piensen en esa fauna salvaje aburrida hasta la saciedad, en esos emprendedores que apostaron por los Picos de Europa leoneses, invirtiendo dinero y sueños.

Que se vayan para sus casas y se dediquen a lo que quieran, pero que no tenga que ver con la promoción del turismo, porque a la vista de los datos cosechados, son unos auténticos ineptos. Tan burros como los protagonistas de la segunda parte de la entrada, y que me perdone el colectivo asnal. Un día me pidieron caña, y mis queridos amigos ha llegado la hora de dejarse melena y barba de varios meses para como William Wallace luchar contra tanto tonto, inepto, inútil y estómago agradecido. Estos son el peligro para León, no Valladolid.

El otro notición tiene como protagonista a otro tipo de animal, es asno. Esta noticia está localizada en la vecina provincia de Zamora, sobrada también de todo, infraestructuras, industria y visitantes.  Con unos datos económicos para salir corriendo, tan sórdidos como el valle de la Culebra. La asociación Aszal (Asociación Nacional de Criadores de la Raza Asnal Zamorana-Leonesa) desarrollará en explotaciones ganaderas de Zamora y León un proyecto piloto, la utilización del burro como método para reducir el ataque de los lobos a los rebaños de ovejas, cabras y vacas.

 La mente humana impulsada por las ganas de inventar, evolucionar y desarrollar sistema que nos hagan la vida más cómoda, acaba de crear en la provincia de Zamora el “ Burreithor” o “Burro sirena”.  

Según los portavoces de la asociación paridora de la idea  “el burro castrado es especialmente agresivo con los cánidos, a los que tienen unas ganas que ya se remontan a los tiempos de Vlad el Empalador, este con sus orejas detecta al lobo y con sus rebuznos consigue auyentarlo”. El lobo ante la escandalera montada por el burro con sus rebuznos, se cagará en la burra que parió al burro. No estoy de coña ni me he pasado con el Absenta. El mastín por lo visto ya no asusta ni a la abuela. Ahora el pobrecito está para exhibiciones caninas y babeo del respetable. En definitiva, que en breve la montaña se convertirá en una especie de remix de aullidos, mugidos, rebuznos y baladas. Un espacio ideal para aquellos que quieran huir del mundanal ruido y sumergirse en un mar de calma y tranquilidad. Si antes nos visitaban 150.000 personas, en el momento que nuestras montañas se pueblen de dispositivos Burro Sirena, aquí no para ni el tato.  

Para terminar, estamos casi en campaña electoral. No le hagamos arrepentirse al Rey Alfonso IX de haberle entregado al pueblo la capacidad para decidir. Apuntemos lo que hacen nuestros vecinos de comunidades limítrofes y exijamos a nuestros responsables de este área las misma gestión para poder pasar de los 150.000 al millón.  Tenemos una provincia con patrimonio para enrojecer, historia para aburrir y naturaleza para empachar. Divúlguenlo, poténcienlo y véndanlo.  Trabajemos con ambición y creencia, dos factores que en esta provincia están en búsqueda y captura. Aparquemos el acusiquismo infantil e idiota que nos caracteriza “Señorita, se lo han dado a Valladolinín y no a mi”. La cuenta atrás para esta provincia empezó hace tiempo y el reloj corre. Pongámonos las pilas o de lo contrario León se convertirá en un cadáver    de acero, piedra y cristales de colores. De todos modos, conociendo la historia de esta provincia y su devenir a lo largo de los siglos, seré prudente, y hablando de lobos, aquí aquello de “Homo homini lupus” va que ni pintado.

Sirius&Pichón