jueves, 5 de marzo de 2015

Buscando al Grey

Vaya lío está montando la famosa película “Las 50 sombras de Grey”. Está cambiando los hábitos, técnicas y sabidurías amatorias de las marías españolas a una velocidad de vértigo.
No se recordaba nada igual, tal vez la revolución que provocó en la década de los 90 Eva Herzigová con el Wonderbra que hizo desaparecer a los Teleno “anti vicio” y los Belcor “armadura Juana de Arco”.


Sea como fuere, en este país se ha pasado del misionero anual al helicóptero diario

Hace no muchos greys llegabas a tu casa y te encontrabas a la madre de tus hijos esperándote en ese espacio llamado cocina. Ataviada con el delantal del Avecrem y esa sonrisa que la proporcionaba el caldo Maggi Gallina Blanca. En un extraño lenguaje de gritos e improperios te hacia las dos preguntas de rigor, una era la hora de llegar a casa, y la otra, motivos para ese color tintorro peleón de tus mejillas.
Tú haciendo oídos sordos, hacías la cobra y preguntabas evitando quemarla con tu alientazo etílico, por el estado de tu cena. A continuación, te desplazabas hasta el dormitorio, te quitabas la ropa de faena que de forma ordenada tirabas de cualquier manera sobre la cama y te enfundabas en ese pijama de puño-goma Abanderado que tanto daño ha hecho al colectivo masculino alfa.  Si la cena aún no estaba preparada, colaborabas en su preparación desde la butaca del salón. Si estaba preparada, te sentabas a la mesa y como un cíbor de primera generación, de los llamados tragadores, deglutías mientras escuchabas al maestro Pedrerol.  Una vez acabado el acto volvías a tu sillón para seguir con tu ritual de televisión sin criterio y algún que otro alivio para amenizar musicalmente la velada.
Si eras de los afortunados a los que ese día le tocaba hacer uso del matrimonio, llegabas al dormitorio y en menos que te ponen un cubata en la tasca de las fiestas del pueblo, ya estaba despachado el asunto. Una vez desahogado se daban dos situaciones, el encuentro casi instantáneo con Morfeo o un regreso al sillón para ver la repetición de Barcelona-Betis.

Ahora aquello es historia, como lo fueron la bailarina y el toro de Osborne.  La trilogía literaria ya inició la revolución. Era frecuente ver a las madres en los parques, mientras su retoños correteaban, manipular un misterioso libro forrado en papel de periódico, al que se aferraban como Gollum a su anillo.
Mostrando una actitud huidiza y esquiva, con los ojos encharcados en sangre y aferradas a su bolso como la Seisdedos protegiendo su “tesoro”.  Ahora la película no ha hecho sino rematar la faena. He leído y escuchado testimonios escalofriantes, de como Manolín, acomodador del cine Goya, el primer día de proyección tuvo que esconderse en un baño para preservar su...De mujeres que no han vuelto a dominar su pelo, ni a llamar a su marido por su nombre. Algunas incluso han solicitado de forma voluntaria su inclusión en el registro de personas que tienen prohibido visionar las 50 sombras de Grey más de 25 veces.

El panorama para muchos hombres es desolador y dantesco, y según los expertos la epidemia no ha hecho más que empezar. Los daños empezarán a ser evidentes en el corto y medio plazo. Las primeros efectos ya se están dejando notar, incremento del caudal del Ebro, incipiente aumento de la actividad sexual en lupanares y polígonos adyacentes a las urbes y preocupante brote de chandalismo masculino.

Ahora llegas a la misma casa de antes y el olor a vela quemada e incienso lo impregna todo, garaje, portal. Conforme llegas a la quinta planta el olor se va haciendo más intenso. Cuando abres la puerta, temiendo que una pandilla de ocupas anti sistema se hayan hecho dueños del edificio, descubres que ya no hay niños, ni delantal, ni cena, ni sillón, tampoco está Pedrerol. El silencio y una senda de velas encendidas que de forma alineada te conducen hasta lo que ayer era tu dormitorio, son los protagonistas.  Por un momento, te surge la duda de si por culpa del verdejo y los cubatas, no te habrás confundido al meter el Favorito en el navegador del Toyota.
De entre los humos de las velas emerge una imagen mariana que te hace estremecer. La que hasta ayer era tu pichurrina, cuchicuchi, cariñin, Antonia, hoy es una especie de ninja dominatrix rodeada de todo tipo de objetos de cuero, fusta en mano, red en la cabeza y con una variante de la clásica bata guateada, pero ahora en cuero a lo Gaultier. 


Pocos corazones son capaces de soportar una escena como esta sin romper. Ante tal espectáculo los 15 cubatas y los 3 verdejos que te acompañaban a casa se han evaporado. Un temblor de canillas te invade, un frío intenso recorre tu pescuezo. Tu corazón acaba de meter la directa. 
Te acercas a la mesita en busca de tu vaso de agua, y te encuentras en su lugar un grupo de cajas con nombres tales como: Retardin, Viagrim, Aumentin y Orgasmin. Y a su lado, un objeto con unas dimensiones que haría enrojecer a la mismísima espada de Luke Skywalker, pero sin luz. Presionas por error su botón y descubres que tiene las mismas revoluciones que la tuneladora de la M30. Ahora pasas del susto al miedo, un ataque de la enfermedad de Graves te pone los ojos en el disparador, ya no son saltones, han salido de sus cuencas y están llamando junto con tu corazón al ascensor.
Esta escena, más propia de una película de Bigas Luna, es la que se está produciendo ahora mismo en la mayoría de los hogares españoles y de medio mundo.  El fenómeno ya es imparable.

 El otro día salí de copas con dos amigas que leyeron la novela y ahora han visto la película, y se han dado cuenta de una cosa, que en su vida sexual no hay sombras, simplemente es de noche todo el día.
En su intento por revitalizar el asunto, cambiaron los armarios empotrados por armarios sueltos buscando espacio de apoyo para el salto del tigre, na de na; les compraron a sus respectivos una cazadora de aviador, tampoco; si no la acompañas del Helicopter EC-135 Deluxe, te da igual; se han equipado con todo tipo de artilugios de tortura, fustas, correas, bozales, discografía de Georgie Dann y Luis Aguilé, nada. Como último esfuerzo se han comprado toda la colección de la Perla, Victoria Secret y Belcor, de nuevo fracaso. Ante la magnitud de su caso y temiéndome lo peor,  hablé con un amigo psicólogo-argentino que después de una breve explicación de 7 horas, me dejo igual que estaba. Me fui al Google y aquí encontré el origen y la posible solución a su problema. Con la lectura del Grey y visionado posterior de la película, con su apartamento, glúteos, helicóptero y esa habitación repleta de trajes, se despertó en ellas un deseo irrefrenable de jaleo de calidad, nada de misioneros, y ante la falta de tal, ha sobrevenido en ellas una “incompatibilidad sexual con sus respectivos” que hasta ahora permanecía latente y ahora se ha hecho patente.

Como ya he dicho, hacia tiempo que no se veía un cambio tan radical de hábitos, y sus consecuencias no han hecho más que empezar. Debemos estar preparados amigos para lo que se nos viene encima. La batalla se prevé dura y larga, en el camino quedarán muchas víctimas, heridos y mutilados. Ahora debemos estar más unidos que nunca contra esta epidemia que pone en peligro la supervivencia de la raza masculina alfa. 


Ya no valen los Maserati o Porsche 911, ahora o gastas un buen Helicopter EC-135 Deluxe y su correspondiente arsenal de trajes y juguetes de cuero o estás “dao”. Lo dijo Anais Nin: El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía.

Sirius&Pichón


12 comentarios:

  1. Vaya lío vas a preparar Sirius. Muy buena la entrada. Divertida, real y cruel. Si fuese un alfa te estaría buscando para pedirte consejo...jaja...genial

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  2. No os creais todo lo que ois. Que a las mujeres mas de 2 al dia nos agobia un poquito.

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  3. Temblad hombretones !!!! Salen a la superficie años y años de represión. No vamos a tener piedad,,,,, ja ja ja.
    Yo ya no suelto el látigo.

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  4. Muy gracioso el post. Risas aseguradas. No obstante, la película deja mucho que desear. Lo unico positivo que se puede sacar de ella es que hace a la sociedad más abierta mentalmente en temas sexuales.
    En cuanto al tema de Grey y Anastasia al que no se ha hecho mención en el blog, que nos os engañen! no se trata de una historia de amor sino de una relación enfermiza y dañina en la que él abusa psicologica y emocionalmente de ella ya que ella está ciegamente enamorada de él. Grey se aprovecha de esta situación para minimizarla sexualmente y así autocomplacerse con indepencdencia del disfrute de ella incluso haciendola llorar. ¿Es eso amor? Todo ello está disfrazado con el atractivo del actor, helicopteros, casas y coches de lujo y una vida aparentemente perfecta. Esta entrada se titula buscando al Grey y yo temino diciendo: yo no quiero un Grey en mi vida.

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  5. A veces nos dejamos deslumbrar por producciones de este tipo literarias o cinematográficas sin reparar que muy cerquita de nosotros existen Christian Grey de carne y hueso. Pocos, pero los hay. Yo he conocido alguno.

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  6. En esta historia de ficción como en muchas reales, hay un hombre que lo tiene todo y una chica impresionable que se enamora de el porque la ofrece todo aquellos que ella no tiene. Ella disfruta de todo ese lujo fuera de su alcance, pero de forma voluntaria, he visto la película y en ningun momento el la fuerza a nada que ella no quiera. Si tuviese que hablar de dominador, no sé quien domina a quien, igual nos equivocamos. A veces las apariencias engañan. La mayoría de nosotras aguantamos por menos a jefes babosos y maridos como los que describen a la perfeccion Sirius&Pichon.

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  7. Yo he visto la película dos veces y coincido con Vane. Elle entra en el juego que el plantea. En algunos momento ese juego se convierte en peligroso pero ella por una u otra razón lo sigue. Yo no veo maltrato de ningun tipo. Ella esta colada por el como lo esta el por ella. Si queremos buscarle las vueltas a la historia, incluso Bamby las tiene.

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  8. ¿De verdad creen que disfrutar con el sufrimiento de tu pareja es amor incluso si ella lo consiente? Recuerden al final de la película la escena de los latigazos. Ella llorando y el gritando... Debo tener una concepción equivocada o quizás utópica del amor.

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  9. Hola chic@s, como iniciador de este acalorado debate sobre las 50 sombras de Grey, me gustaría matizar algunas cosas. He de reconocer que no he visto la película ni leído la trilogía. He visto el trailer y he leído algún capítulo de los libros en los diversos foros que hay en internet y artículos en prensa y revistas. En todos ellos la opinión es unánime, la calidad literaria de los libros no es buena, y la película es otra Pretty Woman con un protagonista masculino al que le gusta poseer, asustar y provocar dolor físico. Esto es básicamente las 50 sombras de Grey. A partir de aquí cada uno es libre de pensar lo que quiera, así como de manifestarlo.
    Habrá gente como muchos de vosotros que contemplen el sadomasoquismo “consentido” como una opción sexual más. Y para otros no sea más que una relación enfermiza y dañiña, carente de amor y cuyos protagonistas son el maltrato psicológico y la humillación.
    Ambas opiniones me parecen respetables, pero para mi el peligro de estas prácticas está en no discernir la opción sexual consentida del abuso y la sumisión.
    De todos modos, no comparto en absoluto esta forma de entender las relaciones o el amor. Soy más de la opinión de aquel abuelo que decía que si alguien quiere formar parte seriamente de nuestra vida, hará lo imposible por estar en ella, dedicándonos sus atenciones, cariños y tiempo. Así entiendo yo el amor, flores por fustas, “te quiero” por “dame más”. Gracias.

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  10. Como siempre señores Sieius y Pichón es difícil ser más elegantes dando una respuesta. El post muy interesante y el debate suscitado también. Enhorabuena

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  11. Me estoy empezando a enganchar a este blog, sus entradas a parte de divertidas tienen un punto de ternura que me encanta. Sigan así quienes sean Sirius y Pichón.

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  12. Me llamo Manuel y a la vista de lo que leo y escucho, le voy a regalar en su cumpleaños a mi mujer la trilogía y el DVD. Ya les contaré, porque mi matrimonio es como el de las dos amigas de Sirius. Piense por favor un poco más en nosotros

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