El Gordo de la Navidad

Estaba ayer viendo el anuncio del Gordo de la Lotería de Navidad y, mientras secaba las lágrimas de mi cara y del suelo pensaba. ¿Qué se pretende con este anuncio? ¿Cuál es su mensaje?. Voy a darles mi impresión. A lacrimógeno no le gana nadie porque es más tierno que una rebanada de Pan Bimbo, hay gente que lleva llorando desde el día del estreno. Para mi el anuncio viene a decir que la felicidad, el otro coche para ir a la universidad, la apertura de la carpeta de los padres, sólo se pueden conseguir con un décimo premiado. Demasiado material. Y es cierto que las penas con pan son menos. Pero hay valores que se hacen tan necesarios como el chusco de pan.  A mi me hubiese gustado ver al hombre de la barba felicitando a sus amigos y vecinos, sin el famoso "sobre" en su bolsillo, brindando con ellos por su buena fortuna, demostrando con este gesto que por encima de lo material, está el sentimiento de amistad, solidaridad y alegría del bien ajeno.

Les dejo unos momentos para el escojono<...........>. No voy a negar a estas alturas de la vida y viviendo en el mundo que vivo, del poder, el glamour y las puertas que abre el poderoso caballero don dinero, pero también quiero recordarles que he conocido a gente con la cuenta muy saneada pero terriblemente infeliz.

De todos modos, a mi me gustaba más el Calvo de la Lotería, aquel inglés que estuvo repartiendo ilusiones durante varias Navidades.

Sin demagogias, ni mensajes lacrimógenos de postguerra. Porque las ilusiones y los deseos el dinero no siempre los convierte en realidades, y aquí es cuando aparecen la fustración y la desesperanza. Y sin ilusiones ni deseos nos convertimos en seres planos. Me gustaría un sorteo extraordinario cuyos premios fuesen el trabajo, la solidaridad, la ternura, la sonrisa y la comprensión. Se lo imaginan. Decía Aristóteles: La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión. La canción "Glacier" de James Vincent McMorow preciosa. Nada que ver con el show que el año pasado protagonizaron los cinco huidos del Madame Tussauds cantando bajo el árbol, a uno también se le saltaban las lágrimas, pero de la risa. 

Sirius&Pichón.