Neck&Neck

Todos tenemos algún recuerdo de la niñez. Yo cuando paseo por cualquier ciudad, recuerdo las tardes de domingo en las que practicaba con mis padres el llamado "paseo viendo escaparates". Vuelta por la ciudad y si el tiempo acompañaba, bajada a Papalaguinda a disfrutar de sus columpios. Tal vez los mejores del mundo porque a día de hoy todavía existen. 

Y todo esto por qué lo digo. Los escaparates para los comercios son la publicidad más barata, su tarjeta de presentación. En ellos proyectan la imagen de su negocio. Por aquel entonces había pocos que mereciesen la pena, los comerciantes se lo curraban poco, vendían o despachaban de cualquier manera y lo que importaba era que la caja no dejase de tikar. De los escaparates que merecían la pena uno era el de Beneitez, establecimiento ya cerrado. Ahora las cosas han cambiado, las grandes superficies con sus expertos escaparatistas los han hecho espabilar, ahora hay que exponer lo que vendemos en las mejores condiciones para así captar la atención del cada vez más difícil cliente. 

A diario paso por un establecimiento que me llama la atención, porque refleja a la perfección lo que ha de ser un escaparate ideal y llamativo, por su color, detalle y en algunas ocasiones originalidad. La tienda se llama Neck&Neck, franquicia especializada en ropa infantil y ubicada en la calle Lancia. He conocido a su propietaria y encaja a la perfección en su establecimiento, tanto en personalidad como en estilo. Su forma de tratar a sus pequeños clientes y a sus madres es tierna y divertida, consiguiendo que para unos la compra sea un juego y para las otras no un suplicio, sino todo lo contrario. La ropa es divertida, colorida y bien realizada. El establecimiento está bien decorado, guardando armonía con la ropa que presenta, sus colores vivos y chispeantes combinan a la perfección con el olor a fresco de su ambientador. Sus muebles blanquitos albergan prendas diminutas perfectamente ordenadas por color y tallaje.  

Al igual que el otro día hablaba de La Ribera como ejemplo de bar bien llevado, hoy tengo que decir lo mismo de este establecimiento. Lola lo borda y consigue que si pasas por su escaparate te pares y sin querer se te despierten los instintos paternos o añores ser un mini yogurín, para poder vestirte con los modelos expuestos. Aunque no tengas hijos, tendrás sobrinos, amigos, vecinos, da lo mismo, date una vuelta y cuéntame. Enhorabuena amiga y gracias por tus escaparates y buen hacer. Son todo un detalle.

Sirius&Pichón