viernes, 7 de noviembre de 2014

La Cena

Un año más y por estas fechas toca Cena de Navidad. Estamos a dos meses y las agendas de los restaurantes echan humo. Desde el Parador de San Marcos a la Mejillonera o Casa Blas esperan con impaciencia la llegada de las cenas de empresa o Navidad para rematar el año como Dios manda.
Llevo preparando cenas desde que era pequeño. Empecé organizando el encuentro secreto y romántico entre la Barbie y el Geyperman, el Kent era un pelusón y me la tenía aburrida. En la etapa del instituto era más de vinazos en el Benito o el antiguo Quijote, llegó la etapa universitaria y aquí sí que preparábamos timbas y saraos. Actualmente como adulto productor he seguido conservando esta sana y necesaria costumbre. Sana por muchos motivos, socializa, activa la economía y despierta sentimientos ocultos.  Pero cómo se ha complicado el tema con la dichosa crisis.
Antes preparar una cena de amigos era coser y cantar. Todo el mundo estaba dispuesto.  Estabas en una ronda de vinos con la pandilla, pronunciabas la palabra cena y de mano ya tenías 75 apuntaos.  Daba igual el restaurante, postinero o tres estrellas michelín. Al igual que el precio de los menús, nadie preguntaba...¿Qué os parece un menú a 200,00 euros por cabeza?...Bieeeeen...Para no pasarnos y que nos sobre para las copas. Era tremendo, qué poderío económico, qué soltura y facilidad de todo.
Hoy por desgracia ya no es así. El escenario es muy distinto. Planteas en cualquier espacio la palabra cena y te quedas más solo que Rick el sheriff de Walking Dead. Luego la imaginación que le ponen muchos a la hora de las excusas acojona: <Oye tío que no puedo, tiene cena mi mujer y no podemos dejar al crio solo, que con 34 años se puede quemar con la vitro al hacerse el ColaCao>. <Mira tío no puedo, se murió mi suegro y estoy destrozao, íbamos de lupanar juntos, a pescar, a los bolos, al Alimerka, ha sido un golpe muy duro>. Y así podría estar hasta San Juan contandoos excusas, algunas tan ridículas como increíbles. Luego está el tema precios de los menús. Hay gente que te plantea directamente: <Yo con unos quicos y una caña ceno> el otro <Se podrá pagar a tres meses como en el Corte Inglés> y luego está el más letal <Mirad algo ligerito que yo suelo cenar vaso leche y dos bizcochos del Noel>, en la cena este tipo de sujetos son los que mojan pan hasta en la salsa los torreznos. Aquí como con las excusas hay materia para elaborar un tratado.
A mi como gran observador de comportamientos sociales me encantan estas cenas. En ellas ves la diferencia de concepto que existe entre los hombres y las mujeres, el sentido de la vida tan distinto que tenemos. Ellas acuden con cualquier trapo...¡¡y una leche!!...Están cinco días pateando tiendas, internet y armarios ajenos, a la búsqueda de algo espectacular y distinto. Ellos abren el armario y se visten, el mismo día y media hora antes del evento. Afortundadamente siempre hay excepciones. Ellas se presentan en la cena brillantes, deslumbrantes, como auténticas estrellas de alfombra, maquilladas, peinadas, perfumadas y perfectamente conjuntadas. Igualito que ellos, cazadora verde, mocasines laborales negros y en el mejor de los casos chino azul marino. Luego está el tema de la ocupación de los espacios en la mesa. Aquí en función de la actividad o estudios se suelen dar dos posiciones. Tíos a un lado y mujeres a otro en empresas tecnológicas, industria y gente de ciencias. En los despachos profesionales, mundo financiero, jurídico, de servicios y como excepción el sanitario la colocación es otra historia. Aquí la gente se viene de casa con los deberes hechos, está todo perfectamente estudiado, el equipamiento, frases, posturas, medidas de la mesa, comensales y espacio que desea ocupar, nada se hace al azar.  En este tipo de mesas conviven además de los comensales y el menaje, la atracción, el interés, el poder, la química, la sexualidad. Comensales y elementos forman un cóctel perfecto. Los platos se cruzan con las miradas, los roces con las servilletas. Como en el Baile de las Máscaras, suena la música y afloran los deseos, los instintos. Ellos sacan su Don Juan y ellas sueñan con una noche a lo Grey. Pero no seguiré, hoy hablamos de cena. Tal vez mañana os relate como suelen acabar estos festines.
Sirius&Pichón

3 comentarios:

  1. He compartido mesa y mantel contigo en varias ocasiones. Tienes un don especial para conseguir que la gente disfrute y como dices tú se olvide de problemas e historias. Me gusta el blog. Gracias.

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  2. Aún recuerdo la última con el grupo de danzas trivales y las distinciones. Lo pasamos genial. Eres un tío extraordinario.

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  3. Genial entrada !!!! Lo q me he reido. Del nivel del club de la comedia o mas

    Gracias x este momento. Bsss

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