viernes, 21 de noviembre de 2014

El Verdugo

Viendo el escaparate de Neck&Neck me doy cuenta de lo poco que tiene que ver la ropa infantil y juvenil actual con la que llevábamos los de mi generación. Todo es distinto, colores, patrones, tallaje. Nosotros vestíamos con siete tallas más de lo que te correspondía, por esa obsesión de las madres con la ropa "holgada" para que te valiese al año siguiente. Tengo amigos que con 42 años aún llevan la misma trenka y les queda grande. Luego las madres eran muy dadas al cuello cisne, esos jerséis calentines y que sólo le quedan bien a Gandy y Kortajarena. Prohibidos para el resto de los mortales y si además eres de metértelo por el pantalón, más aún. Ponértelo era un drama y sobre todo si eras de cabeza generosa, te ponías colorao como un Tejo. Al quitártelo producías más electricidad que la turbina de la presa de las Tres Gargantas. Luego el capítulo pantalones, no eran cortos, eran distintos. O tal vez los calcetines demasiados largos, el caso es que había algo en esa combinación que no cuadraba.
Para rematar el atuendo, en las fechas importantes nos ponían la americana con el escudo de la Universidad de Busdongo o Torrelodones, parecíamos pitufos disfrazados de fiscales generales del Estado. 
Otro capítulo que ha dejado importantes secuelas, es el de los complementos, hay toda una generación marcada por ellos. Qué me decís de los dañinos verdugos. Y no el de Berlanga, sino esa prenda entre medieval y musulmana que te metías por la cabeza para después mostrar sólo la cara. Si eras el de la cabeza generosa, ahora con el verdugo ascendías a la categoría de presidente honorífico de la Peña Cabezones de la Sal. Luego había otros elementos que tampoco ayudaban mucho, sino todo lo contrario, acentuaban aún más el aspecto alechuguinao y Pagafantas, eran el peinado y el bigote. Recordáis ese corte "taza" que te convertía la cabeza en un casco de pelo tapando orejas y frente.
¡Qué pinta!. Dábamos entre la risa y miedo. Y luego estaba el bigote, ese incipiente bigote, que sumado a los granos te convertían en un clon del Ecce Homo de Borja. No me digas Iker Jiménez que no tienes aquí tema para un especial Cuarto Milenio, sin que tengas que andar buscando seres extraños como Goblins, Gremlins o Gnomos.
Mirad una foto vuestra de antaño y decídme si tengo o no razón. A mi me pasó como a E.T. el extraterrestre cuando se vio reflejado en el espejo, retrocedí del susto.
Sirius&Pichón

5 comentarios:

  1. Buenísimo. tal cual. Semana tras semana me sorprendéis gratamente.Divertida entrada, que me ha traido divertidos recuerdos. Gracias

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  2. Yo no hace falta que me remonte mucho en el tiempo para que mis propias fotos me den miedito. Pero es verdad que hay ciertos looks de nuestra infancia a los que es mejor no dar mucha publicidad. Supongo que en su dia serían lo normal.

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  3. Creo me he enganchado a vuestro blog. Necesito más entradas.

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  4. Jajajaja!!...Al cuñado de mi compañera se lo cortaron un verano antes de ir a veranear...y ¡¡¡¡se le quemaron las orejas!!!!.

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  5. Jjjjjjjjjjjj no puedo parar de reir, que daño ha echo el puñetero jersey de cuello vuelto, pero tengo que reconocer con horror, que ahora que soy madre algun momento de tentacion de comprar alguno he tenido....para abrigar y eso...

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