La Visita

Estaba viendo el parte de las 3, como dicen los mayores de 62, y me ha llamado la atención, la imagen de gente hospitalizada asomando a las ventanas de sus habitaciones, hablando por el móvil, esperando a las oscuras golondrinas o dando ruedas de prensa a voces.  El causante de este nuevo movimiento ventanil, ha sido el dichoso Ébola y sus cuarentenas. El paciente de Ébola está solo como Fonseca, y sin la posibilidad de recibir una triste visita. Y de visitas me gustaría hablaros. Viendo estas imágenes, he recordado el momento visita en los hospitales, que seguro muchos de vosotros, alguna vez lo habréis sufrido. 

Hay un estudio de una asociación Kazajistaní, que traducido al castellano viene a ser SOKEOVI (Sociedad kazaja de enfermos que odian las visitas) que después de varios estudios y pruebas a pie de habitación, han llegado a la conclusión, de que algunas visitas a los enfermos, les causan más dolor que beneficio. Y me explico. 

Aunque estés más solo que la una, ponte enfermo. De repente y de forma espontánea una legión de caminantes conocidos inundará tu habitación. Desde la vecina petardo al butanero de Repsol, el de Ono, tu amor de guardería, la cuñada cotilla con su marido el caraja del BMW, tu suegro, que además el pesao y sin ningún pudor, no parará de preguntarte si lo tuyo tiene cura, el sobrino-chucky, que lo tocará todo, y acabará practicándole la eutanasia a tus dos compañeros de habitación.  Luego está uno de los más letales, más temido que una inspección de hacienda o la invitación a una Gala de los Goya, ese pariente cercano, tío-abuelo de tu abuela, que al cruzar el umbral de la puerta te soltará: "Tranquilo hijo, estaré cinco minutos para saludarte y me voy", para volver a repetírtelo a las 20 horas de interesante charla sobre el desarrolo de la mantecada de Astorga y su rivalidad con la Porra de Madrid. Eso sí, entre paradas para respirar, también te repetirá la pregunta del millón...¿no te estaré aburriendo?...Por tu parte no habrá respuesta, te han dado el alta hace siete horas y el hombre ni se ha enterao. Luego está ese familiar o amigo de familiar, sacerdote de profesión, que sin avisar se presentará en la habitación a lo Padre Karras, vestido de faena, con cara de tanatorio y crucifijo en mano. Con sus frases animadoras y tranquilizantes: "Tranquilo Amancio-José, tus hijos y tu mujer no se quedan solos, y por otra parte, te traigo dos recados para que se los des a mi jefe...!!Vamos!!...que sí estabas ingresado por un esguince, acabas en psiquiatría, cuajao perdido. Otro que hace mucho daño, es el amigo-pastas o bombones. Estos suelen entrar en la habitación, casi siempre a voces, y en el crítico y delicado momento, en él que la técnico auxiliar te está cambiando el pañal. Y que a sabiendas, de que lo único que puedes comer y beber es suero administrado por vía intravenosa, se presenta con una caja de kilo y medio de Nicanores de Boñar o bombones de la Asturiana. Todo ello, acompañado de su célebre y mítica frase..."Aquí te traigo Pepe este detalle, para que lo abras cuando estés recuperado"...Está estudiado, cinco minutos es el tiempo que tarda este individuo-visita en abrir la caja y darse el homenaje de la semana, delante de ti y con la caja apoyada sobre tus débiles y blanquecinas piernas. Hay enfermos que no lo han superado, la rabia se los ha llevado. Y no es para menos. 

En definitiva amigos, que igual estos señores, que por motivos de seguridad y en su beneficio propio y en el comunitario, están solos y aislados en su cuarentena, tampoco están tan mal. Pueden aprovechar para leer, escuchar música y disfrutar del momento charla con uno mismo, tu mejor amigo y compañero. Para todos ellos, ánimo. 

Sirius&Pichón