viernes, 10 de octubre de 2014

San Froilaneando

Durante esta semana pasada hemos vivido las fiestas de San Froilán, tal vez las fiestas más populares que se viven en la ciudad de León. Un personaje que primero fue ermitaño, luego se dedicó a la predicación y acabo siendo obispo de la ciudad. Un personaje valiente, que en tiempos convulsos, y con los musulmanes cortando cabezas, se dedicó a la repoblación y evangelización de las tierras del Duero.
Pero vamos a dejar este aspecto histórico, para centrarnos en el lúdico festivo. Necesario, y más en estos tiempos, también convulsos, y con algunos musulmanes de nuevo cortando cabezas.
Las fiestas de San Froilán están asociadas a la Virgen del Camino patrona de la ciudad, y a la figura de este Santo. El día 5 de Octubre, los leoneses suben a esa Basílica, que antes fue Santuario, con un tuneado arquitectónico de difícil catalogación, a rendirle homenaje a estos dos personajes. Lo llevamos haciendo muchos años. Aún recuerdo aquellas colas interminables en la N-120 para llegar a la Virgen del Camino, a la gente buscando atajos alternativos y aparcamiento. Llegaban gentes de toda la provincia e incluso de las limítrofes. En la explanada que lo rodeaba, se montaban atracciones de todo tipo, abundaban los vendedores de menaje para el hogar (cacerolas,sartenes), alguna prenda de vestir, de aquella, el tanga de cuello vuelto no había llegado a los mercadillos, no faltaba el clásico de la porcelana China de Benavente, que subido a su camión y micrófono a lo Sotheby's, iba descubriendo piezas de belleza sin igual, envueltas en papel, y que empezando con un precio de salida de millón de las antiguas pesetas, acababan siendo adquiridas por debajo de las quinientas, ante el estupor del gentío, asombrados por semejante detalle de aquel marchante de arte salonil burgués de medio pelo. Luego estaban los vendedores de avellanas, y las numerosas tascas con sus tapas de productos típicos de León, morcilla, chorizo y pulpo. Lo del pulpo, como producto típico de una ciudad de tradición marinera como León, no lo acabo de ver aún. Será tal vez homenaje a los orígenes lucenses de San Froilán.  
La gente entraba en el santuario, escuchaba la misa, pasaban a besarle el manto a la Virgen, luego en el lateral del templo, se paraban a tocarle las narices al San Froilan y pedirle el típico deseo lotinero o sexual. Ahora se repite el mismo rito, pero sin aquellas aglomeraciones. 
En la ciudad se producía el encuentro de los carros engalanadas en la Plaza del Grano y la ceremonia de las Cantaderas en la Catedral. Ceremonia que se sigue celebrando, con las Cantaderas como protagonistas. Cien doncellas vestidas de forma medieval, que danzan las pobres acojonadas, ante el futuro laboral que las espera, pronto serán el tributo que los reyes asturleoneses pagan a los califas musulmanes de la época. Estas van precedidas por la Sotadera, mujer mora que baila danzas árabes e instruye a las primeras. Tuvo que llegar el asturianu Ramiro I, para en la Batalla de Clavijo, poner a los musulmanes mirando a la Meca, y acabar con esta costumbre. En la Catedral este año se ha celebrado la Ceremonia del Foro u Oferta, original y curioso debate entre un miembro del Cabildo catedralicio y otro de la Corporación municipal, que discuten sobre si las ofrendas del pueblo leonés hacia el Cabildo son un foro u obligación, como mantienen los clérigos, o se trata de una oferta, que de forma voluntaria hace el pueblo leonés, como defiende el miembro de la corporación municipal. 
Los carros engalanados siguen rindiendo homenaje a los que antaño subían al santuario de la Virgen del Camino, cargados de productos y aperos de labranza, tirados por bueyes, mastines y hasta burros, y ocupados por acompañantes que lucen los trajes tradicionales de la época. Un elemento que se ha incorporado a estas fiestas son los pendones, y me refiero a los estandartes de telas de colores, no a los de dos patas, que también los hay, y cada día más. Los pendones son bailados, sujetos a la cintura de los mozos del pueblo, al que representa el susodicho. Ahora también se han incorporado las pendonetas, más pequeños y manejables. 
Y esto eran y son básicamente las fiestas de San Froilán. Con el tiempo se han ido incorporando elementos nuevos, y se han alargado en el tiempo. Hace años se limitaban al día 5 de Octubre y su domingo anterior, con el desfile y exhibición de carros. Ahora, las fiestas son de semana y pico, como en Bilbao, ahi va la hostia. Qué la gente se atiborre a chorizo, morcilla, y de postre avellanas. Qué a santo de que lo de las avellanas. He leído, que los mozos de la época, acudían a la fiesta solos, sin las novias, y para ganarse su perdón, a la vuelta las llevaban una bolsa de avellanas...¡¡Cómo han cambiado las cosas!!...Preséntate tú ahora en casa, después de un día de timba con los amigotes, y con una bolsa de avellanas como detalle esculpatorio. No lo intentéis, salvo que las avellanas sean de Tous, Bimba y Lola o CH. Podéis acabar como las Cantaderas.
Otro elemento que se ha incorporado, y que no existía cuando yo era niño, es el mercadillo medieval. Actualmente no hay fiesta que se precie que no tenga su mercadillo medieval. El juego que dan esos juglares, brujas y vendedores de pócimas, elixires raros y bisutería medieval. Con sus pulseras de cuero para nosotros, sustitutas de las letales y dañinas esclavas de oro/plata masculinas. Luego la bisutería para vosotras con sus piedras de todo tipo y color, los cinturones de castidad, esas fustas a lo Grey. Los panes y repostería de la época. Esos chorizos, churrascos y costillas, preparadas al estilo Maese Torquemada, bien churruscadas. Y para que la digestión sea buena, nada mejor que un té en la Haima de Mohamé. 
En definitiva amigos, unas fiestas llenas de tradición, historia y color. Bien preparadas y organizadas. El tiempo este año ha sido bueno, y la participación ciudadana excelente. Los leoneses han salido a la calle, han comido, bebido y disfrutado, bailando al son de la Dulzaina, Zancona, Pito y Tamboril. Qué más se le pueden pedir.  Tal vez, que las de San Juan también sean así. Yo lo dudo. 
Sirius&Pichón

3 comentarios:

  1. Cada vez me gustan màs, las mejores fiestas de León

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  2. No compares la fiesta de san Froilán con las fiestas de leon. No hay color. En las primeras hay tradicion, arraigo, historia, sentimiento..... las de San Juan son como las de cualquier otra localidad. Poco entusiasmo y menos personalidad. Ojala mejoren.

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    1. Ya quisieran las fiestas de León, parecerse a las de cualquier otra localidad. Estas desde hace un tiempo, son superadas por cualquier pueblo con presupuesto para una Tívoli, atracción de cadenetas, una tasca y el clásico partido de solteros contra casados, cada día más complicado de celebrar ante la escasez de los segundos. Y estas actividades serán las que llenen el programa de fiestas de San Juan. Al tiempo.
      Sirius&Pichón

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